Carmen es profesional universitaria de una importante entidad del Estado que tiene oficina en Ibagué. En esa entidad lleva 25 años de labores. El viernes 17 de julio empezó a sentirse indispuesta, el sábado ya no se pudo levantar y entonces como medida de precaución le pidió a su única compañía en la casa, su mamá de 79 años de edad, quien tiene serias patologías, que se aislaran.

Carmen se instaló en el segundo piso y la mamá se quedó en el primero. Hizo el primer requerimiento a su EPS Sanitas, le informan que entre 24 y 48 horas la llamaban. Nunca sucedió esa llamada.

El lunes 20 de julio después de presentar un cuadro de salud complicado, con vómito, diarrea, dolor de cabeza y fiebre, volvió a llamar a su EPS Sanitas. “Ya estaba en la inmunda”, le dijo a El Cronista.co en la noche de este lunes 3 de agosto en medio de una tos seca e intermitente.

• Puede leer: Colsubsidio responde por colas en sus droguerías en Ibagué

Resultado positivo

Ante el desespero de no recibir la atención de Sanitas no tuvo otra alternativa que automedicarse. Acetaminofen fue su auto-receta. Con el paso de las horas, el malestar se volvía más agudo. La EPS no apareció.  Carmen decidió contactar a un laboratorio privado para que le practicaran la prueba de Covid-19. Se la hicieron a ella, a su mamá y también pagó el del taxista que las transportaba. Carmen, como se presagiaba, de acuerdo con los síntomas, el resultado le salió positivo. El de la mamá y el taxista, negativo.

Ante ese resultado insistió con la EPS. Suplicó, imploró que tenía Covid-19. Primero le dicen que se traslade hasta la IPS a fin de confirmarle la prueba, Carmen por supuesto se niega y aduce que no está en condiciones de hacerlo además que no va a ser irresponsable de contagiar a otras personas. Entonces, le informan que en 24 horas pasaban a visitarla.

La EPS nunca aparece

Transcurrieron 72 horas y nadie apareció. Llamó a todas partes, a las Secretarías de Salud Departamental y Municipal, la respuesta que le dieron era que por protocolo había que esperar a que la EPS confirmara la prueba. Con ese desolador panorama, sobre todo de impotencia, la familia de Carmen en Bogotá y en Medellín, lo mismo que sus compañeros de oficina empezaron a moverse, a buscar la forma de presionar, de llamar la atención.

En esa búsqueda infatigable de encontrar atención pronta, uno de los familiares en medio del desespero recurrió a las redes sociales. Publicó lo que se le vino a la cabeza en medio de la rabia y la impotencia. Por ese medio logró que la Superintendencia de Salud y la Defensoría del Pueblo, se enteraran del caso y comenzarán a hacer el seguimiento respectivo.

• Puede leer: Pacientes se desmayan en Colsubsidio Ibagué esperando que los atiendan

Reaparición a medias

El 29 de julio uno de sus familiares logra comunicarse con el Ministerio de Salud y responden que harán gestión ante la EPS. El resultado es que la EPS Sanitas reapareció, pero a medias.

 Este domingo 2 de agosto, a las 4:30 un médico de esta EPS se comunicó con Carmen, le hizo varias preguntas, casi de rutina, de cómo se sentía, y en el instante cuando iba a cortar la comunicación, Carmen le preguntó qué seguía, le respondió que iba a anotar en la historia clínica para que enviaran un médico domiciliario. Al cierre de esta nota, 11 de la noche del día lunes, habían trascurrido 32 horas y el médico domiciliario anunciado de la EPS Sanitas aún no había aparecido.

Ni la Defensoría del Pueblo, ni la Superintendencia de Salud, ni el Ministerio de Salud, menos las Secretarías de salud Departamental y Municipal han podido hacer que esta EPS atienda a Carmen, que tiene Covid-19, y que además es paciente con comorbilidad.

Si esto le está pasando a Carmen, que hace parte de una entidad del Estado y que por obvias razones eso le podría brindar algunas ventajas, ¿qué esperar entonces del resto de colombianos?