Opinión

El periodismo, los “riesgos” a vencer

El periodismo, los “riesgos” a vencer

Por Juan Bautista Pasten G


Ciertamente, el periodismo, como todo quehacer humano, es una labor bastante importante para el desarrollo de las sociedades, ya que es el medio que entrega – debe entregar - la información adecuada y necesaria para la observación, el análisis, la comprensión y la acción significativa y consecuente de los ciudadanos.

Además, la labor periodística implica tanto la suficiente idoneidad académica como la responsabilidad ética en la aplicación de la misma. Ambas instancias, posibilitan, sin duda, la manifestación objetiva y prístina de los hechos narrados y comentados, lo cual redunda en el entendimiento y razonamiento por parte de los usuarios, es decir, lectores u oyentes.

Ahora bien, las diversas críticas de las personas hacia al periodismo radica, principalmente, en este aspecto, vale decir, la expresión parcial o sesgada de las noticias e, incluso, la manipulación – directa o solapada – de la información. Estos son los “riesgos” que pueden y/o suelen afectar a los periodistas en todo momento y lugar. No pocas veces, los medios informativos expresan, en gran medida, lo que las editoriales o dueños de los mismos quieren mostrar, perdiendo así la claridad y veracidad esperada.

En efecto, en diversas oportunidades, podemos observar cómo “profesionales” hablan, escriben o exponen sus ideas dependiendo de la institución periodística en la que ejercen su función (llámese, emisora, televisora, periódico o revista).

Por cierto, esta vorágine y cambios conceptuales son bien percibidos por usuarios atentos, hábiles e iniciados, aunque es menester señalar que existe una masa ingente de individuos – carentes de capacidad reflexiva – que tiende a digerir, con ligereza, todo cuanto se le entrega e impone.

Es una realidad, el riesgo evidente de la pérdida o ausencia de objetividad que suelen tener muchos medios informativos y, por tanto, quienes laboran y son parte obsecuente de los mismos; podemos percibir la desinformación y el manejo indisimulado de ideas, opiniones y argumentos en favor, por ejemplo, de una tendencia política hoy son evidentes. También es notorio que no pocos profesionales están “obligados” a adoptar una posición sumisa ante tan potente realidad, por lo general, para mantener un puesto laboral y/o acceder a un trabajo.

Ciertamente, son notorios los “riesgos” que afectan a los y las periodistas de todo el mundo, donde el ejercicio de tan relevante profesión es utilizado como forma de control y explotación de los seres humanos, junto a inculcar ideas y creencias exógenas e, incluso, modos de acción y comportamientos emocionales. Por ejemplo, podemos observar cómo los noticieros de televisión – todos los días -dedican extensos espacios para mostrar hechos negativos (crímenes, asaltos, conflictos sociales, accidentes, catástrofes y otras situaciones similares). Con ello, se busca generar estados aflictivos de inseguridad, miedo, encierro y pasividad en la gente y, como consecuencia, seres humanos aislados, abúlicos, temerosos y dependientes.

Es imprescindible, entonces, hacer del periodismo un quehacer verídico, comprensible, efectivo y valiente, que permita aportar, no solo información, sino, además, inducir al criterio suficiente para discernir y asumir protagónicamente el conocimiento adquirido y ser concretado en beneficio propio y de quienes le rodean.

Como bien indicó el gran escritor y periodista Gabriel García Márquez, “la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón”. Por consiguiente, es imprescindible incorporar la crítica y autocrítica eficiente y constructiva en todas y cada una de las manifestaciones de tan trascendente profesión.

Los caminos de la existencia humana no son solo los establecidos, pues siempre habrá ingenio, lucidez y coraje para crear senderos por los cuales avanzar hacia un mundo mejor. El periodismo – como todas las ramas de las ciencias sociales – tiene la oportunidad y el deber de informar, enseñar y motivar los ciudadanos y a las comunidades.

Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”. Joseph Pulitzer, editor y periodista estadounidense, siglos 19/20.

La población general no sabe lo que está ocurriendo y ni siquiera sabe que no lo sabe”. Noam Chomsky, filósofo y lingüista estadounidense, siglo 21.

Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala” Albert Camus, filósofo francés, siglo 20.

 

     *Docencia e investigación en filosofía

Universidad de Chile

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