Política

Liberalismo del Tolima por sus fueros

Liberalismo del Tolima por sus fueros

Por: Humberto Leyton 


Desde que concluyó la manifestación donde se expusieron los parámetros generales del ingreso de las bases liberales al Pacto Histórico, han corrido muchos comentarios, rumores, sabores, sinsabores, apoyos, rechazos, y hasta cierta columna de un portal escrita por un renegado Liberal, destilando odio, rencor y amargura.

En política, que sucedan estas cosas es normal. El ejercicio de esta activad levanta amores, pasiones, rencores, animadversiones y las expresiones y manifestaciones más inesperadas de los seres humanos. En esta oportunidad, queremos referirnos únicamente al significado de la presencia y la participación del partido Liberal en el Pacto Histórico. 

Aclarar que no es la primera vez que la divisa roja está comprometida con partidos o movimientos alternativos o de izquierda; en el país, y en el Tolima, históricamente, las vertientes de avanzada y progresistas del liberalismo han estado aliadas al lado de las causas populares, de la lucha por las reivindicaciones más sentidas de la población, no de otra forma se puede entender que el historiador Álvaro Tirado Mejía, considere que los expresidentes tolimenses Alfonso López Pumarejo y Darío Echandía, hayan representado a la izquierda en su momento en nuestro país. Y que precisamente la truncada “Revolución en Marcha” de López Pimarejo, haya sido el programa de gobierno que sacó al país del feudalismo y le trazó rumbos modernos en todos los sentidos.    

Los acontecimientos donde ha participado el liberalismo como fuerza determinante en la historia de nuestro país son muchos y no se pueden negar. Claro que en sus filas también han militado personajes como Julio César Turbay Ayala, con su estatuto de seguridad, o el expresidente Carlos Lleras Restrepo que mandó a dormir al país a las ocho de la noche, mientras en la Registraduría se cometía el fraude contra el general Rojas Pinilla y se daba el triunfo espurio a Misael Pastrana.

Al liberalismo, sus estatutos lo definen como un partido de matices de izquierda, donde se han colado elementos de derecha con los más reaccionarios propósitos, pero no por ello, deja de ser una fuerza política integrada en su inmensa mayoría por cuadros y militantes inclinados a principios democráticos e ideológicos auténticamente Liberales.    

Bajo estos parámetros, el Tolima fue un departamento mayoritariamente liberal, hasta cuando comenzaron a aparecer los dineros del narcotráfico a comprar conciencias, apuntalados por la circunscripción electoral nacional al senado, establecida en la Constitución del 91, con la llegada de los famosos maletines llenos de plata para comprar dirigentes de todos los partidos y movimientos y de esta forma corromper la política regional. Situación que aún persiste con diversas modalidades de ’costeñización’ de esta noble actividad. 

Pese a todas estas circunstancias, en los últimos años, el partido Liberal del Tolima, en la mayoría de casos, cuando se han presentado momentos coyunturales como el actual, ha estado presente en alianzas o coaliciones con alternativos o de izquierda,  el exsenador Mauricio Jaramillo y el Representante Ángel María Gaitán, han sido consecuentes con sus posiciones democráticas frente a los gobiernos de turno. Eso no se puede desconocer. 
De tal manera, afirmar que la presencia del partido Liberal del Tolima en el Pacto Histórico es oportunista carece de verdad. Ellos han participado en diversas reuniones, acuerdos y alianzas con movimientos y partidos de avanzada y progresistas. No es la primera vez, y en esta oportunidad, la historia los pone en un lugar donde deben decidir si apoyar una propuesta como la que encarna el Pacto Histórico, que son los mismos programas Liberales que abandonaron dirigentes como César Gaviria, para irse a la cola de un gobierno autoritario y ultraderechista como el de Iván Duque, o de seguir impulsando plataformas de verdaderos cambios sociales, políticos, económicos y culturales como los que proponen los candidatos del Pacto Histórico.

La manifestación del pasado sábado en el parque Manuel Murillo Toro, con asistencia mayoritaria de Liberales, es el comienzo de reconquista de la plaza pública a la que estaban acostumbrados con las banderas rojas flameantes de esperanza y futuro. 

Que los alternativos, todos ellos,  del partido,   movimiento o fuerza que sea, no se asusten porque llega un aliado procedente de los partidos tradicionales, a esos es a los que hay que ganar para crecer y lograr la victoria. Que dejen los sectarismos y dogmatismos que los han caracterizado, que abran sus puertas sin tantas prevenciones y puritanismos a un proceso de masas arrolladoras que no se puede lograr, de otra manera, que combatiendo a nuestros propios fantasmas.

Y a los liberales  vergonzantes o renegados, que nunca han hecho nada, dentro ni de fuera del partido por mejorar las cosas, salvo ocupar puertos o tener contratos del gobierno que gana, que respeten a los que luchan así estos se equivoquen o cometan errores, es el riego natural que corren los que trabajan. 

De nuestra parte, seguiremos opinando como liberales independientes, de rueda suelta, sin someternos a jefes o directorios, reconociendo lo que en nuestro criterio hagan bien, pero también criticando lo que consideremos mal, ya lo hemos hecho y no nos arrepentimos de nada.   

Los liberales volvieron por sus fueros naturales, y ese es el puesto de combate que deben ocupar.

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