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Equivocadas equivalencias

Equivocadas equivalencias

La Grandeza se entiende como la capacidad natural de ser mejor que otros y está relacionada con la humildad, los valores humanos y los buenos gestos.

Siendo esa la idea general no está libre de la subjetividad con que se interprete, mucho más si va cargada de emoción. Así, la dimensión de grandeza queda expuesta a lo relativo de las circunstancias y al ángulo desde el cual se mire.
La grandeza Divina y la humana guardan una abismal diferencia, tan evidente a los ojos de cualquiera que hace imposible considerarlas en el mismo nivel; y en entre humanos, es arriesgado comparar personas de distintas dimensiones en modo tiempo y lugar, para tratar de asemejarlas entre si por su conducta. 

Mucho mas sí se pretende exaltar a alguien por encima de sus merecimientos, sugiriendo dotes que no posee.
Mandela, Simón Bolívar, la Madre Teresa de Calcuta, San Francisco de Asís y otros, gozan de un inmenso reconocimiento por su grandeza, sus acciones en bien de la humanidad como por su nobleza, humildad y en general por su obra; tanto que se han convertido en paradigmas, pero no puede ser que por exceso de entusiasmo aceptemos la ligereza de compararlos en igualdad de condiciones con otras personalidades de nuestro reparto de la picaresca política criolla nacional hoy día en problemas y con menos merecimientos, obviamente.

Pues hay quienes se atreven a hacerlo con el fin de ganar opinión y procurar para quién se sirve de ese símil, un inmerecido acervo de virtudes que no le corresponden.

Comparar a Andrés Felipe Arias con Nelson Mandela, al expresidente Álvaro Uribe con Simón Bolívar y a Gustavo Petro con Jorge Eliecer Gaitán, con todo respeto les digo, es absolutamente incoherente insensato y desproporcionado.
Por supuesto, justo es reconocerles sus propios méritos, que de hecho los tienen, pero no al extremo de decir que son iguales o que al menos se parecen a estos

Como tampoco tuvo razón Chávez al comparar su fallido proyecto con la Campaña Libertadora.

Buenos éxitos como fracasos conforman la vida de las personas y cada uno en particular es un mundo diferente.
Pero es que este tema de falsas equivalencias se presenta también en diferentes hechos para confundir a la opinión y obtener provecho de ello. Comparaciones tales como sugerir alguna relación entre la detención de Uribe investigado por supuestos delitos cometidos en el 2018, con el caso de Santrich, que ni punto de comparación y por razones diferentes; o que el encarcelamiento de Uribe es una “operación” de Maduro para derrocar a Duque.

La objetividad y la justicia en una democracia dejémoslo bajo la protección de la separación de poderes y el respeto recíproco por sus decisiones, siendo estos en los cuales se soporta a institucionalidad de un Estado de derecho.
No nos engañemos, si queremos preservar la justicia, respetemos sus determinaciones. Y no perdamos el sentido de las proporciones.

Bueno fuera reconstruir el sendero del progreso con una sólida estructura moral y ética en manos de servidores públicos honorables y probos, que respeten y hagan respetar la ley y las instituciones

Por: Carlos Alberto Estefan Upegui, Exgobernador del Tolima.

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