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El diálogo al revés de Duque

El diálogo al revés de Duque

Por Humberto Leyton


Algo parecido a una conversación de yo con yo, es el diálogo nacional que realiza el presidente Iván Duque con los diversos sectores políticos y sociales que de una u otra forma han estado comprometidos con la crisis que vive el país. 

Son los partidos tradicionales (partidos: Centro Democrático, Conservador, Cambio Radical, de la U, y el variopinto representados en la llamada Coalición de La Esperanza, que incluye, a algunos que han sido denominado, los tibios, que de una u otra forma, también están comprometidos en el descuadernamiento del país), mientras que el comité de paro y las ciudadanías libres que son los verdaderos protagonistas, prácticamente juegan un papel decorativo dentro de estas conversaciones,  que el gobierno quiere utilizar simplemente para darle un barniz de democracia ante la presión internacional que pesa sobre el gobierno. 

Con esta estrategia del diálogo y la forma como lo está realizando, Duque busca mostrar que está abierto a escuchar y solucionar los problemas, y calmar las protestas a nivel interno y externo que tiene su autoritario gobierno por las masacres de manifestantes y la cruel represión a que han sometido al pueblo, propias de una dictadura, que nada tiene que envidiar al régimen de Maduro, por el contrario, aquí parece que estamos peor que allá.

El gobierno miope de Duque no quiere reconocer el valor que tienen los verdaderos organizadores del paro, y de una u otra forma, los quiere desconocer. Es simplemente una táctica planificada para hablar con todos y no decidir ni solucionar nada como ya pasó en el paro de 2018, como pasó con Buenaventura, el Chocó, con la minga indígena, a quienes les han cumplido muy poco y en algunos casos, nada.

Ahora la situación es distinta y eso no lo ha entendido el presidente Duque.

Los actores actuales son distintos, son las gentes desesperadas por la pobreza, agobiadas por la pandemia, atribuladas por las medidas económicas del gobierno corporativo de Duque que las lanza a la miseria.

 Son las masas que no representan ningún político ni partido, porque ya no creen en ellos; son sectores independientes que no tienen banderas específicas, aquejados por problemas comunes de falta de empleo, salud, educación, oportunidades, a lo que el gobierno del Centro Democrático les responde con más medidas o reformas regresivas que afectan por igual  a empresarios, clase media y trabajadores.

El paro actual es un proceso acumulado de muchos incumplimientos de la actual administración comenzando por el proceso de paz, y la respuesta a quienes reclaman, es la policial, la militar, la represión, la muerte. 

Duque no tiene el capital político para negociar y su desprestigio es cada día  mayor, como señalan algunos analistas, incluyendo a los me medios amigos del gobierno como El Tiempo. 

Razón tiene el exgobernador de Nariño, Camilo Romero, al negarse a concurrir al diálogo cuando afirma que allí no están presentes los que son: los ciudadanos que sufren y los verdaderos organizadores del paro, además de afirmar que: “La gente no puede sentarse a dialogar con un gobierno que por la noche está matando a la gente que protesta y de día está tendiendo la mano para llevar a cabo una conversación”.

Y en este marco, es necesario reconocer el papel fundamental que ha jugado la juventud, especialmente los estudiantes en estas movilizaciones, quienes deben tener representación destacada en estos diálogos como en el desarrollo de los acuerdos que se pacten, donde debe estar incluido la desmilitarización del conflicto, el inicio de procesos judiciales y condenas a los civiles, oficiales y policías responsables de los crímenes.   
 
En esta oportunidad, hay que reconocer y exaltar al movimiento estudiantil y la juventud como fuerza y resistencia al régimen, en cuyas manos reposan los cambios verdaderos que necesita el país desde hace más de 200 años.


La columna escrita por Humberto Leyton no representa la línea editorial del medio El Cronista.co

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