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El crédito necesario

El crédito necesario

Observando a Ibagué parece que la pandemia fue hace ya algún tiempo, la ciudad ha reiniciado su rutina de largos años. La carrera tercera se ve, no solo llena de transeúntes como siempre y vendedores ambulantes que viven del rebusque, se encuentran a cada paso vendiendo frutas, cachivaches, raquetas, utensilios de cocina, ropa y muchas otras cosas, muy seguramente para cumplir su cuota al Gota Gota, que mueve la suma de 2.800 millones de pesos en un día en todo el país, - diario El Tiempo - a intereses impagables, pero que es su única alternativa para poder obtener unos pocos recursos y subsistir.

La mal llamada calle bonita se encuentra ya invadida por la informalidad y la carrera primera con la plaza de la 14 inició el desorden de siempre.  Estos ejemplos para señalar que los males endémicos de la ciudad empeoran, si sumamos los miles de empleos que nos arrebató la pandemia por el confinamiento, la quiebra de muchos empresarios, como el empobrecimiento de la clase media y la pauperización de los más necesitados.

 El DANE arroja datos muy preocupantes, las ventas del comercio al por menor se contrajeron en 42.9 por ciento, salvándose únicamente alimentos y productos de aseo. Cifras alarmantes, que implica medidas de carácter económico y político ya.

 Los medios de comunicación casi que a diario señalan titulares con Decretos y Resoluciones del gobierno nacional como territorial, así como, buenas intenciones de voceros gremiales sobre ayudas y fórmulas para reactivar el aparato económico.

 En la medida en que se va realizando la apertura económica con las restricciones de los protocolos de bioseguridad, cuando el microempresario o el pequeño empresario necesitan de recursos para iniciar su actividad, no encuentra las puertas ni las respuestas para acceder a los créditos.

Los hechos reflejan la situación actual. Cuando se transita por algunos centros comerciales que antes del Covid se veían prósperos y con una actividad comercial buena, hoy solo se ve unos pocos negocios abiertos sin público, con ventas que no superan el 20 por ciento de lo normal. 

Sorprende igual los locales vacíos, que han sido entregados por, comerciantes  quebrados. La cifra revelada recientemente por el alcalde de la ciudad, de 881 empresas formalizadas cerradas, refleja una pérdida sustantiva de empleos, el 50 por ciento de la población ha tenido disminución de sus ingresos y aumento de sus gastos, indica claramente para dónde vamos.

El término  – estartazo-   es necesario en este momento para iniciar el arranque del motor económico y es solo con la facilidad del crédito a intereses mínimos y a largo plazo,  que se logra entre otras acciones.  Ardua tarea para quienes gobiernan, los que manejan las carteras de Hacienda Departamental,  Municipal y  las oficinas de planeación,   juntos tienen  uno de los  desafíos más significativos que deben asumir para que la ciudad no se empantane y pueda salir del atolladero en que se encuentra,  así como consolidar un diálogo constructivo con los actores locales en el cual los participantes asuman su vinculación como una responsabilidad frente a la  coyuntura por la que se atraviesa.

Es urgente ver las respuestas, pero no solo para los grandes que siempre son tenidos en cuenta sino para los medianos y pequeños microempresarios e informales que continuamente son relegados sin opciones diferentes al rebusque.

De la rapidez que se tenga en estas soluciones depende el futuro de nuestra economía y sociedad, porque hasta el momento lo que vemos es pobreza y necesidades.

 No quiero aparecer con una visión pesimista de nuestro futuro, mas si realista de lo que está  ocurriendo.

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