Hace menos de dos meses el país y la ciudad tomaban una de las decisiones más difíciles pero necesarias para la economía del país, reabrir los sectores, dar un voto de confianza a la ciudadanía sobre el autocuidado y lanzarlos a la nueva realidad, hoy ese esfuerzo se ve amenazado por la negligencia de algunos que no han comprendido que aún la pandemia no ha acabado.

Recordemos que si hoy en una empresa dos o tres personas dan positivo para COVID-19 se determina como contagio masivo, lo que conllevaría a cerrar dicho establecimiento por lo menos unos 20 días para controlar la cadena de contagios, esas dos o tres semanas de cuarentena afectarán de manera contundente la solidez de la empresa, ya que serán 20 días sin prestar servicio al público.

• Puede leer: Pensar en el Tolima, es pensar en Ibagué

El confinamiento para algunos se ha convertido en la oportunidad de compartir en familia, para ver crecer a sus hijos, ver las series de Netflix que jamás imagino, alfabetizarse tecnológicamente, fortalecer el teletrabajo en la empresa para la que labora, se ha convertido en una oportunidad para reinventarse, pero para otros no ha sido una oportunidad sino una dificultad. Se han preguntado por la papelería del colegio, la tienda de la universidad, las rutas escolares, varios negocios y empresas que a pesar de la reapertura económica están aún en el confinamiento de la incertidumbre, están a la espera de que una vacuna funcione, están a la espera de que usted y yo nos cuidemos para que puedan volver a retomar sus labores.

Tengamos siempre presente que de nuestro autocuidado depende que muchas familias puedan salir a buscar su sustento diario, sí depende de nosotros, de nuestro cuidado y de nuestro compromiso, evitar el contagio en casa es evitar una crisis económica mayor.

Colorín colorado, la pandemia no ha acabado.