La pólvora deja sus afectaciones en los seres humanos con lesiones de diferentes tipos como: contusiones, daños auditivos, daños oculares, intoxicaciones, quemaduras, y amputaciones, de las cuales ya se registra un caso en el departamento (amputación de falange). Sin embargo, las afectaciones también llegan al medio ambiente, y a los animales, tanto domésticos como silvestres.

Las aves son una de las especies más vulnerables al estallido de la pólvora, los altos decibeles de la detonación especialmente en la noche, que son sus horas de descanso, afectan su sistema nervioso y puede provocarles la muerte. El ruido y la explosión también puede alejarlas del nido, suscitando el abandono de sus polluelos.

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Por otro lado, las exhibiciones de pólvora afectan el bienestar de animales como perros y gatos, generando estrés y miedo, produciendo reacciones de huida o agresividad, efectos como: ansiedad, pánico, desorientación, depresión e incluso problemas más graves por aumento de su ritmo cardiaco.

Otras reacciones suceden con los estallidos, los animales escapan, terminando alejados de sus hogares y perdidos, algunos lesionados por intentar esconderse en lugares remotos y de difícil acceso, algunos más en el momento de la fuga desorientada pueden ser atropellados por vehículos terminando con traumatismos o la muerte.

El año pasado se tuvo cifras de 900 mascotas perdidas y 10 muertas por pólvora, tras las fiestas decembrinas en Cali, una de las ciudades más grandes del país.

Finalmente, cabe mencionar que es posible que los animales consuman restos de pólvora que encuentran en la calle, lo que puede generar vómito y diarrea como signos de intoxicación a causa de componentes como el fósforo, el nitrógeno o el potasio.