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Una línea naranja donde escuchan a quienes necesitan fortalecer su salud mental

Una línea naranja donde escuchan a quienes necesitan fortalecer su salud mental

Todas las víctimas y victimarios tienen nombre, tienen familia, amigos que le recordarán por siempre, y de la sutileza en el contar los hechos a través de los medios de comunicación permitirá a propios y extraños recrear una y otra vez las historias de los suyos de manera positiva o negativa. 

De manera negativa, porque muchas personas quieren seguir el ejemplo de quienes han logrado su propósito, como lo informó en otro de los artículos publicados en el Cronista.co y que se denomina el efecto Wherter o de imitación, una línea delgada que no se puede pasar. 

Para  entender mejor este efecto es bueno  recordar el primer caso de suicidio entre el binomio hijo y madre hace ya dos años, transmisiones en vivo por diferentes medios hizo que el hecho de por sí muy fuerte, tuviera trascendencia mundial. No pasaron 20 meses cuando otro binomio tomó la misma determinación en el mismo lugar, haciendo a la capital musical un referente nada positivo. 

Línea Naranja

Pero sí se habla desde lo positivo, la alternativa de una línea donde se puede hacer catarsis como es Yo Escucho, de la gobernación del Tolima, un espacio donde se puede contar lo que está pasando, desahogarse y por supuesto ayudar a quienes tienen esa ideación suicida o a las familias de quienes han perdido un ser querido.

Si siente cambios de comportamiento en los suyos, llame a la línea Naranja, no estás solo o sola, los grupos de apoyo son vitales para quien tiene la ideación suicida, como para los que están a su lado, porque no es solo con amor como se trata este problema de salud mental, requiere de profesionales especializados en el tema que ayuden y soporten esa familia.

Al final, los que se quedan siempre tienen al principio la idea de no haber hecho más por ese ser querido, ese hijo, ese hermano, ese padre, ese amigo. El silencio y sus pausas alimentan esos fantasmas de culpa y necesitamos sanar, sacar esos mea culpa por no haber seguido de cerca los pasos de quien tomó esa decisión.

 

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