Opinión

Mi madre al final tenía razón

Mi madre al final tenía razón

 Por Óscar Viña Pardo. Comunicador Social – Periodista. 


Su nombre no importa, su historia sí. Gracias a mi trabajo como periodista, tuve la oportunidad de sentarme frente a frente con un reincorporado en los Montes de María, antes ex combatiente de las Farc. 

La sangre me alcanzó a hervir 30 segundos máximo, luego recordé todo el proceso de perdón que hicimos con mi madre tras perder a mi hermano mayor Luis Arturo hace 11 años por cuenta de un artefacto explosivo en el Cañón del Combeima.  

Bien dicen que el proceso del duelo, no es un proceso de olvido, sino de aprender a recordar sin dolor.

Su convicción en cada palabra que decía me hizo recordar las luchas sociales en este país y que se fueron desdibujando en un tiempo largo de nuestro trasegar. Pero sus nuevas luchas por proyectos productivos autosostenibles, ahora desde la legalidad, tenían mayor sentido, el Acuerdo de Paz cumple con esos propósitos mayores, esos que algunos belicistas quieren desconocer a toda costa. 

Robin Norwood en su libro ¿Por qué a mí? cuando habla de la curación más allá del físico define seis premisas que nos permiten trascender, su tesis se basa en que los males del cuerpo son el reflejo de un problema en el alma, y creo que estamos sintonizados con el mismo sentir. 

1- La curación profunda incluye un cambio de actitud, y por lo tanto una expansión de la conciencia. 
2- La cura de un estado o enfermedad física no implican que se haya producido necesariamente una curación significativa. 
3- La continuación de un estado o enfermedad físicos aun si se produjera la muerte, no implica necesariamente que NO se haya producido una curación significativa.
4- En el terreno emocional, cuánto más grande es el trauma mayor es la posibilidad de una curación significativa. 
5- En el plano del pensamiento, cuánto mayor es la distorsión del sistema de creencias, mayor es la curación, siempre que se corrija la distorsión. 

Quizás este último es más significativo que los demás, porque se deriva de un proceso al interior de cada uno de nosotros y es cuando se habla de la curación de una persona, afecta a toda la humanidad; la curación de la humanidad como un todo afecta la curación de todo el planeta. 

Si nosotros como familia liderados por nuestra madre Gloria Inés Pardo Rodríguez no hubiéramos hecho ese proceso del perdón, nuestras dolencias físicas de ese suceso, más otros que vienen en mi plan del alma estarían repercutiendo notablemente en mi salud y quizás en toda mi descendencia. 

Algunos se quedan en el odio y sus vibraciones hacen que ocurra suceso tras sucesos en donde luego se preguntan ¿por qué a mí? Mi madre fue una gran maestra para toda la familia. Sus palabras eran más poderosas de lo imaginado. Su secreto estaba en decir cada palabra desde el corazón, sin dejar nada adentro. 

La procesión se vive a través de las ausencias, pero se hacen valiosas cada vez que como ese momento en el que estuvimos frente a frente con ese luchador de los Montes de María pude abrazar a todos mis muertos y agradecerles por enseñarme a perdonarme. Mi madre al final tenía razón, somos lo que queremos ser.

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