Opinión

La Procrastinación

La Procrastinación

Por Juan Bautista Pasten G.


Examinaremos, nuevamente, una palabra de escaso uso cotidiano e, incluso, difícil de pronunciar, cuyo significado puede aplicarse a gran número de situaciones e individuos. Nos referimos al concepto de “procrastinación” (del latín, procrastinare: “pro”, adelante y “crastinus”, mañana). Consiste en postergar o posponer acciones, es el hábito de retrasar actividades que deberían atenderse, sustituyéndolas por otros quehaceres mas irrelevantes o agradables, ya sea por pereza o temor a afrontarlas.

Abordaremos esta falencia bastante común entre las personas, de toda clase de personas y características. Todos nosotros, habitual o circunstancialmente, hemos incurrido en la llamada procrastinación, que consiste en no concretar aquello que pensamos o soñamos, en dejarlo para más rato, para después, para mañana o… para nunca.

Por cierto, pienso que para nadie es un misterio que vivimos en un mundo convulsionado y movedizo, mundo que insta a estar realizando constantes labores para lograr, lo antes posible, la mayor cantidad de “cosas” o bienes. No obstante, en este impetuoso devenir, suelen obviarse o retardarse acciones que posibilitarían, tal vez, alcanzar muchos de nuestros intereses u objetivos.

¿Por qué los humanos tienden a caer en la procrastinación?

Por lo pronto, tal como en tantas otras “deficiencias” humanas, los motivos son variados; algunos estudiosos dirán que es por comodidad o adaptación, otros señalarán que es por desidia o lasitud y no pocos indicarán al temor como causal de esta notoria irresolución.

 


“La procrastinación adormece nuestras más ricas potencialidades: el Amor, la Imaginación, la Voluntad y la Creatividad”.


Efectivamente, hay cientos de ejemplos de procrastinación: “mañana enviaré ese documento”, “más tarde telefonearé a mi madre”, “te visitaré la próxima semana”, “me desharé de todo lo que no ocupo”, “limpiaré el cuarto de bodega”, “leeré aquel libro que parece interesante”. En fin, la lista es larga. Las personas, en general, tendemos a dejar para “después”, muchas actividades que queremos hacer, que necesitamos llevar a cabo, pero no nos decidimos a efectuarlas, a concretarlas ahora, no en otra ocasión.

Ahora bien, el procrastinar impide y limita realizarnos como seres íntegros, además es obstáculo importante para superar inquietudes y avanzar en nuestros anhelos, nos deja inermes, al arbitrio de lo que digan o hagan las demás personas. La procrastinación nos convierte en seres indolentes ante una realidad que nos aplasta e inmoviliza.

A mi juicio, la procrastinación constituye una falencia que requerimos extirpar de nuestras vidas, pues nos constriñe y debilita personal y socialmente. Procrastinar es sinónimo de anquilosamiento, de adaptarse pasivamente a lo establecido (o impuesto), a ser un mero engranaje sustituible de la maquina productiva. La procrastinación adormece nuestras más ricas potencialidades: el Amor, la Imaginación, la Voluntad y la Creatividad.

El tiempo y el espacio serán auténticas construcciones mentales, en la medida en que activemos todo nuestro ser en la búsqueda y concreción de lo que sentimos, queremos y pensamos; de lo contrario - más temprano que tarde - seremos simples instrumentos o elementos a utilizar, para luego desechar, por la nebulosa sociedad en que habitamos.

¡La Vida es Aquí y Ahora, por tanto, es imprescindible descubrir, reconocer, y usufructuar todas nuestras fortalezas en la concreción de ideales que vengan realmente, a consolidar seres humanos cada vez más conscientes y creativos, auténticos forjadores de comunidades fuertes buenas y justas!

“El secreto para salir adelante es, simplemente, comenzar “. Mark Twain, escritor estadounidense.

“Mi consejo es: Nunca hagas mañana lo que puedas hacer hoy “. Charles Dickens, escritor británico.

“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”. Confucio, pensador chino.


  • Docente e investigador Universidad de Chile                      

Artículos Relacionados

Noticias Recientes


Etiquetas

Procrastinación Mark Twain Charles Dickens Confucio “deficiencias” humanas filosofía historia de la filosofía filosofía moderna Juan Bautista Pasten