Opinión

La lista salpicón del partido Liberal del Tolima

La lista salpicón del partido Liberal del Tolima

Por: Humberto Leyton


Las reuniones que se están convocando para buscar mecanismos y aliados que puedan extender la vida del partido liberal del Tolima, son algo así como cuando le ponen los Santos Oleos a un enfermo moribundo. Ni más ni menos.

Los actuales jefes de esta colectividad solo se acuerdan que existe partido faltando unos pocos meses para las elecciones, y comienzan  la búsqueda de aspirantes con votos y plata para ofrecerles cupos en sus listas; como si se tratara de una agencia de avales. En eso se está convirtiendo, infortunadamente, la divisa roja del Tolima.

Es un rito que se repite cada que el calendario electoral colombiano indica la fecha de la próxima contienda electoral.

Es un partido que ha perdido toda identidad con la socialdemocracia y la centro izquierda, que se arredra ante los partidos de derecha y fascistas que dominan al país, que se esconde ante los graves problemas sociales, económicos, culturales y políticos que se viven.

No fija posiciones  ni toma partido en nada. Pero además de eso, la mayoría de sus congresistas, se convierten en comodines del establecimiento autoritario de Uribe y Duque.

Este espectáculo rocambolesco que hemos comenzado a observar en las reuniones clandestinas y selectas que convoca el dirigente máximo de esa colectividad en el Tolima, Mauricio Jaramillo, para ir 'armando' las listas al Congreso, se convierte en las primeras acrobacias, desesperadas por lo demás, para sostener los fatigados mástiles de una desvencijada carpa que poco a poco se desmorona, y que no tiene dolientes para reconstruirla, mucho menos artistas para brindar una buena función.

Es una historia que, en los últimos años, se repite  en cada elección, donde el liberalismo no solo pierde escaños en las corporaciones de elección popular, que nunca recupera, sino que va desapareciendo del mapa político del departamento hasta quedar con mínimos que escasamente  le aseguran una agónica existencia, que lo dejan como vagón trasero arrastrado por una locomotora de carbón.

Ya el otrora glorioso partido Liberal desapareció. Las victorias que se contaban una tras otra, son recuerdos que quedan como ilusiones perdidas en mentes como la mía, que se resisten a creer que una filosofía y un programa político tan sugestivo y convincente como el Liberal, hayan sido secuestrados por una dirigencia paquidérmica que solo utiliza el partido para beneficio personal.


Ya no es el partido de Uribe Uribe, Gaitán, ni siquiera de Alfonso López. Es un organismo burocratizado que olvidó sus luchas por los trabajadores, los sindicatos, los campesinos, los estudiantes, la clase media, los desposeídos y excluidos.


Es un movimiento amorfo, que perdió su identidad, donde su dirigencia escasamente resucita en cada elección para perfilar mecánicamente a unos candidatos que reúnan exclusivamente dos condiciones: que tengan unos votos y unos cuantos pesos para invertirlos en la campaña, y de esa forma, sostener a unos dos concejales, uno dos diputados y un Representante a la Cámara como el caso actual.

Aquí no se exigen más requisitos. No importa la formación ideológica, política y cultural del aspirante, algunos dicen que hasta las morales y éticas tampoco, solo basta la clientela electoral para sacar el umbral y el resto es ganancia.

Aquellas épocas donde el partido Liberal del Tolima pasaba por el meridiano de la política nacional y sus propuestas eran tenidas en cuenta por los gobierno de turno, pasaron a la historia.

Ya el liberalismo pasó de tener esas mayorías arrolladoras de 12 concejales, 10 diputados, seis Representantes y cuatro Senadores, a convertirse en rescoldo en proceso lento de apagarse.

Como consecuencia de esto, para salvar un escaño, se hacen maromas, donde las listas como el  salpicón, se le echa frutas de todos los colores y sabores, no importa que allí queden personas sin principios ni coherencia política, como lo dice "Cambalache", el tango de Enrique Santos Discépolo: "Lo mismo un burro que un gran profesor".

Y este es el partido Liberal que nos ofrece Mauricio Jaramillo, un ex senador a quien no se le puede desconocer su capacidad y lo que encarna en la reciente historia Liberal del departamento, pero que,  está más dedicado a sus negocios particulares que a la política, y como dijera Pepe Mujica, tiene que decidirse, porque la política es una pasión que requiere no sólo de inteligencia y capacidades, sino de tiempo suficiente y de entereza para asumir los compromisos, además de actuar como protagonista.

La política no es una actividad de ratos libres, es una subyugación de toda la vida. Eso lo debe entender perfectamente Mauricio Jaramillo.

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