Opinión

La democracia perdió ideología y principios

La democracia perdió ideología y principios

Una observación serena del panorama que vive el mundo, me ha movido a una breve reflexión de lo que mis ojos perciben, con asombro, y evidente pesadumbre.

Estamos inmersos en la civilización de las" fake news" (noticias falsas), de los falsos testigos, de los carteles de la toga, y similares, de la absoluta corrupción judicial, y de la decadencia de la   política, y del letal imperio de la corrupción.

 El ejercicio democrático ha perdido todo idealismo y contenido, de sueños, proyectos, y principios. Los modelos a seguir, son tanto la derecha como la izquierda, de significado despreciable, y el llamado centro, es un sofisma inexistente.

Lo mismo da el modelo de Corea del Norte, de Bolsonaro, de Macri o la Cuba de Díaz Canetti, que  pasó de ser el modelo soñado de un socialismo en libertad, a los inicios de la revolución, ahora  a una marchita réplica del estalinismo que liquidó a la Unión Soviética, y el  alumbramiento seductor  de la revolución de octubre.

 Europa, descuartizada en sus contradicciones. El hermoso ideal de la Unión que predicó en sus editoriales del periódico El Sol, en los años veinte, del siglo anterior, el genio de Ortega y Gasset, se "desvertebró", por la mayúscula equivocación de buscar la unidad económica, a través del euro, como moneda única, sin haber  definido  una mínima unidad de destino político, como la pregonó, visionario, el hombre de la "Rebelión de las Masas".

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Los eternos problemas de la civilización de la media luna, que avizoró Spengler, en "La Decadencia de Occidente”, no cesan. Se tornaron eternos e insolubles, como la pelea infinita de Israel y Palestina.

China, conforme a la predicción de Napoleón Bonaparte, "Cuando China despierte, temblará el mundo", convertida en un émulo moderno del capitalismo salvaje de Reagen y del bárbaro de Trump, con su consigna estúpida de un repugnante encierro en la teoría de "América", (Cuál?), para los americanos.

En doloroso contraste con lo que fue el" New Deal" de Rooselvet, y la Rusia, del esplendor de los zares, y del idealismo proletario de Lenin, y de Trosky, dominada, por Putin, un autoritario negociante y corrupto. España sintiendo nostalgia de Azaña, largo Caballero, el Pablo Iglesias, genuino, Alberti, la Pasionaria, los Machado, Unamuno, Juan Ramón, Ortega, Federico, y hasta de Adolfo Suárez. Carrillo, Felipe y Fraga, entre otros, los grandes actores de la recuperación democrática, y de la transición, posterior al final abomínenle del tirano gallego. Ahora, un gobierno débil e incapaz, desenterrando a Franco, del Valle de los Caídos, como una hazaña, desleída y politiquera, que nos hace evocar el soneto punitivo de Neruda, contra este horrible y déspota asesino de tantos españoles. Con el trasteo, trasnochado y oportunista de  los despojos carcomidos del tirano, en vísperas de elecciones, en  nada cambia, el  panorama gris y desolador de la   actual  realidad política española, con  una clase dirigente mediocre y ambiciosa, desafiada por los nacionalismo, el florecimiento atrevido y torpe del independentismo catalán, en un "Mundo globalizado",  y con el agregado de ya largo pleito del país vasco, entre otros,  que conspiran todos, contra el sentido  de unidad y de futuro, para la legendaria "madre patria".

La monarquía, es un símbolo decadente, que sobrevive, como una especie de antigualla, que nadie respeta ni quiere, pero que formalmente nadie se atreve a hacer desaparecer. Lo mismo ocurre en Inglaterra, que tiene a un delirante Johnson de primer ministro, en vergonzoso remplazo del genio militar y político de Churchill.

El republicanismo vuelve a asomar su rostro, en medio de las repetidas protestas sociales. La Francia luminosa de De Gaulle, y de Mitterrand, es hoy un país caótico, en medio de la anarquía y del desorden de los chalecos amarillos, desafiando la eterna belleza de París, con su brutalidad y un presidente Macron, que ilusionó, pero no convenció, ni logró liderar su tiempo histórico.

Los jóvenes de nuestra época, acertados o errados, mirábamos como símbolos a Castro, o a Mao, a Kennedy o Allende. Hoy, poseída por el celular, y atrapada en la red de la sociedad digital, la juventud se arrodilla, ante sus falsos héroes, de whtsapp, como Messi o Ronaldo; Maluma o Madona, en contraste cuando, en nuestro tiempo soñábamos con los paradigmas de  Homero, Shakespeare, Proust, Dante, Gandhi, Cortázar, Borges, Sartre, Camus, Neruda, y tantos maestros de la literatura y de la historia.

Torpe y necio sería resignarnos, tramados, por la frase de Popper," todo anda mal, pero nunca estuvimos mejor". Incurriríamos en una rendición histórica, sin precedentes. Al final de nuestras vidas, debemos seguir fieles al sueño de nuestras mejores rebeldías, al anhelo intacto de un profundo y redentor cambio, en democracia y libertad, para los humildes del mundo. Para otro día, será, como homenaje a Eduardo Galeano, volver la mirada a "Las Venas Abiertas de América Latina", y analizar, en medio de la ira, la inconformidad y la protesta, el oscuro panorama de toda nuestra región, el drama de Venezuela y Nicaragua, y el horizonte preocupante de estos países, arrojados por el destino, y las equivocaciones políticas, a vivir, perplejos y desilusionados, en el terrible reino de la incertidumbre. Con un futuro, en claro entredicho, lleno de incógnitas, sin respuesta previsible.

En este domingo silencioso, un fuerte abrazo a todos, con la amistad de siempre.

ALBERTO SANTOFIMIO BOTERO

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