Opinión

El “Nuevo Liberalismo”: una vergonzosa disidencia táctica

El “Nuevo Liberalismo”: una vergonzosa disidencia táctica

Por: Julio César Carrión Castro


“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que, por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia…”

Nuevo Testamento; Mateo 23:27 –Reina Valera 1960–

El gran investigador, abogado, sociólogo y académico, Pablo González Casanova, (quien a sus 99 años aún vive y labora en México, su patria), ofreció a la comunidad académica e intelectual, de todo el continente, en dos grandes tomos, bajo el título “América Latina: historia de medio siglo”, una compilación de ensayos de los más prestigiosos analistas y científicos sociales, que profundizaron sobre la historia y las situaciones económico-sociales acaecidas entre 1925 y 1975 en toda la región.

La obra fue publicada en el año de 1977 por Siglo XXI Editores, y hoy constituye uno de los más acertados referentes acerca de las características y especificidades históricas de las diversas nacionalidades de nuestra “Patria Grande”. “Colombia: medio siglo de historia contemporánea” fue el título del escrito que el maestro Antonio García Nossa presentó en dicho libro.

El Maestro García esboza allí, en algo más de 50 páginas, una especie de radiografía detallada del esplendor y la miseria de la economía, la política y la cultura colombianas, en ese medio siglo, que vio y vivió la llamada “colonización antioqueña”, el auge de la producción cafetalera, la expansión de los ferrocarriles y los carreteables, en fin, el incipiente crecimiento industrial y la vinculación del país a los circuitos del mercado mundial, paralelo a la crisis de la República Señorial, heredada de la colonia y los procesos “independentistas”, para luego contemplar, tanto el apogeo como la derrota de la República Liberal, y el fortalecimiento de los procesos de contrarrevolución preventiva, realizados tanto por el patriciado latifundista y godo, como por los nacientes “empresarios”, quienes, de común acuerdo y mediante la conformación de una especie de “hegemonía compartida” o mejor de comodato entre los dos partidos tradicionales, que despedazaron y se distribuyeron el país y que, a sangre y fuego, han imposibilitado las luchas populares, creando organizaciones políticas, religiosas y militares que finalmente apoyaron e impulsaron las formas absolutistas de gobierno, mediante una permanente violencia disuasiva y de aniquilamiento, sobre los balbuceantes organismos sindicales, políticos y culturales de un naciente proletariado, impidiendo todo asomo de reforma y cambio.

Medio siglo de historia que, asimismo, con la desaparición de las economías domésticas y campesinas, experimentó el surgimiento, concentración y consolidación de los grandes capitales privados, que entraron a desplazar el Estado, la llegada de las inversiones extranjeras, la aparición de un capital financiero voraz y despiadado y, el fortalecimiento de unos medios de comunicación, especializados en la orientación ideológica de las masas populares.

Un crecimiento económico inequitativo, amparado en regímenes absolutistas que, permanentemente, generan es un mayor deterioro social, con sus tácticas perversas de obtener mayor plusvalía, imponiendo la política de bajos salarios y una sistemática negación de los derechos laborales, asistenciales y culturales a los grandes sectores populares, sometidos al desempleo abierto y a un complejísimo subempleo que sirve solamente para manipular los datos estadísticos oficiales acerca de la desocupación y el paro, mientras mediáticamente se mantiene a la ciudadanía en un estado de sopor y complacencia con lo dado.

Así las cosas, como queriendo impedir todo conato de rebeldía o de levantamientos sociales, no sólo con ese perverso y permanente empleo de la violencia, estas oligarquías y mafias politiqueras, han establecido dispositivos “contrarrevolución preventiva”, al incluir, como fórmula de readaptación de los inconformes y como estrategia para lograr la continuidad de dicha hegemonía, el fomento, impulso y apoyo a “corrientes” supuestamente de “unidad nacional” que dicen representar todas las clases y sectores (como previamente se hizo, finalizando el siglo XIX, con la llamada “Regeneración” que orientaron Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, o con la “Concentración Nacional” de Olaya Herrera, en los años treinta del pasado siglo y, luego, en el período que venimos analizando, con el llamado “Frente Nacional” de Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo).

Escribe el Maestro Antonio García: “Durante los veinte años de hegemonía compartida y alternación liberal-conservadora en la presidencia de la República (gobiernos de Alberto Lleras Camargo, Guillermo León Valencia, Carlos Lleras Restrepo, Misael Pastrana Borrero y Alfonso López Michelsen) ha ido polarizándose la lucha social expresándose dentro de este cerrado esquema de absolutismo político, en la forma de disidencias tácticas dentro de los partidos oficiales (como en los casos del Movimiento Revolucionario Liberal y de la Alianza Nacional Popular, en su primera fase histórica)”.

Con esas presuntas “alternativas” que en realidad son “disidencias tácticas” ofrecidas por mismos grupos hegemónicos (como se dio con el tramposo MRL de López Michelsen, con la inicial ANAPO y, luego, con las piruetas del llamado Nuevo Liberalismo, que finalmente se mostró abiertamente turbayista), ha logrado la corrupta oligarquía y las mafias gubernamentales, defender las premisas y fundamentos políticos, éticos y morales de la “institucionalidad” y, de contera, la cooptación y reinserción de los rebeldes e inconformes, transformando esa inconformidad de los sectores populares, en una simple adaptación sumisa a las “reglas del juego”, es decir, en una resignación electorera, que no cesa de ser reutilizada, ya sea creando nuevos “partidos políticos” –en realidad oportunistas empresas electoreras, con diversos nombres, pero con una misma vocación: disputarle prebendas y ventajas a los ya consagrados corruptos del Partido Liberal y del Partido Conservador. “Partidos políticos” de reciente constitución como el denominado Cambio Radical, el Partido de la U, el Centro Democrático, el Partido Verde y tantos otros que están ahí únicamente para participar, de forma abierta y logrera, en la repartija del fisco, del erario y en la adjudicación de contratos con los distintos organelos del Estado. Esa disputa por alcanzar las ventajas del poder corrupto incluye, como lo estamos viendo, el retorno, la reincorporación, la resurrección de esas ya viejas disidencias tácticas, como pretenden hacerlo ahora, exhumando el cadáver del decrépito, ruinoso y decadente “Nuevo liberalismo”.

Mañosa y arteramente, los engendros del caudillo asesinado, por supuesto, acostumbrados a ser amantados por todos esos catastróficos gobiernos que han sucedido al Frente Nacional, pretenden, precisamente blanqueando ese sepulcro, darle vergonzosa continuidad y vigencia a este descompuesto y criminal mandato, oligárquico y mafioso, posando teatralmente de inconformes y rebeldes. 

Ex director Centro Cultural – Universidad del Tolima. 

Nota del Editor: El autor es único responsable de las ideas aquí expresadas y no compromete en dada el pensamiento editorial del portal El Cronista.co. 

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