Opinión

El mejor homenaje a Gaitán, continuar su lucha

El mejor homenaje a Gaitán, continuar su lucha

Por: Alberto Santofimio Botero


 Las cuatro ideas motoras de Jorge Eliécer Gaitán

El programa de 1947 estaba animado por lo que Gaitán denominó con propiedad como las ideas fuerzas, ideas que a modo de un puño cerrado golpearon todo tipo de oligarquías que no le perdonaron jamás, como nunca han perdonado, que al pueblo se le dé una conciencia política que salga por fuera de lo que se acuerda entre los bastidores de los lujosos clubes bogotanos; esas cuatro ideas fuerzas eran: el pueblo es superior a sus dirigentes; país nacional contra país político; la lucha contra la oligarquía y por la restauración moral y democrática de la República. 

El pueblo es superior a sus dirigentes. Con esta idea Gaitán insiste en distinguir entre la masa popular que constituye la verdadera entidad política del país colombiano y los profesionales de la política que secularmente han vivido de la subadministración de pueblo. Era una objeción moral a la clase política tradicional del país a quienes se considera que, por razones de estirpe, condición económica y familiar nacen para presidentes y ese pueblo raso que no tiene otra opción de votar por quienes se creían y se creen providenciales. 

País nacional contra país político. Oigamos la autorizada opinión de Gerardo Molina para explicarnos esta idea fuerza: "Gaitán veía que Colombia no era una excepción en el mundo al albergar en su seno dos categorías bien marcadas: de un lado la crecida legión de los que viven abocados a los problemas económicos y sociales, a cuya solución contribuyen con su esfuerzo cotidiano; son personas movidas por afanes concretos como el crecimiento de la riqueza  general, el ensanche de la educación y la salud, la promoción de la independencia verdadera de la República y la distribución del ingreso". 

 "Ese es el país nacional. En oposición a éste hay otro por quienes se desentienden de las cuestiones mordiales y que sólo piensan en lo que Gaitán llamaba con desdén "la mecánica política" esto es, las convenciones la formación de listas electorales, a la distribución de los ministerios y del presupuesto, el halago de los contratos todo aquello en suma que constituye la parte sensual del gobierno. Este es el país político". 

La lucha contra la oligarquía. El término "oligarquía en boca de Gaitán tiene una especial resonancia; no sólo es el gobierno de unos pocos que representan a los menos sino aquella casta política, profesional, en cuyas manos ha estado el secular de la República sin más ventaja que la de haber sido herederos de un poder constituido, casta decadente y monótona que obra siempre en función de su propia reproducción ideológica y económica y para quienes el concepto de "pueblo" resulta repelente de modo que es incluso incómodo el hecho de "untarse de pueblo". La "oligarquía” a que se refería Gaitán son los cenáculos extranjerizantes que una falsa cultura, los grupos de presión que determinan las bajas políticas salariales de los gobiernos, la camarilla que qué se debe hacer y por quién hay que votar en las próximas elecciones. Son aquellos que hoy como entonces pretenden sustituir la voluntad popular por la tarea de los intermediarios. Es la farsa de la vieja política, que, ahora contra la memoria de Gaitán, pretende rendirle homenaje al pueblo colombiano.

UNA SOLIDARIDAD IDEOLOGICA

Contra todas esas presiones indebidas, contra ese tipo de imposturas, enfrentó Gaitán. Nuestra solidaridad con su memoria arranca de nuestra cabal identidad en el cuestionamiento del sistema, sus valores y sus hombres. 

 Por la restauración moral y democrática de la República. Quizás fue este el lema que llevó a la tumba a este líder de la democracia colombiana. El fenómeno de la corrupción política no nuevo en Colombia y más bien se puede decir que es el rezago de las costumbres políticas tradicionales, del caciquismo, del gamonalismo movidos siempre desde el centro según los apetitos de los altos mandos, de los "predestinados" Contra moral puritana, según la cual todo está bien si ordena el establecimiento y todo está mal si es fruto de  la participación, contra ese verticalismo calvinista y ese falso ascetismo se irguió Jorge Eliécer Gaitán en un gesto de altivez política, de insolencia si se quiere recordar que el programa de Jorge Eliécer Gaitán no es letra muerta sino espíritu del más genuino liberalismo. Así lo venimos proclamando en las plazas abiertas, en los foros universitarios, en las corporaciones donde hablamos, en la ansiedad de cambio y de futuro que la mejor y más estimulante respuesta a nuestro desafío. 

EL MEJOR HOMENAJE, CONTINUAR SU LUCHA

Nuestra lucha de ahora sobre la huella gloriosa que construyó con su sacrificio Jorge Eliécer Gaitán, es el mejor, el más eficiente homenaje que nosotros podemos ofrecerle a su memoria viva en el corazón de los humildes. No es sólo evocarlo con estremecimientos afectivos, sino ofrecerle a su recuerdo —como luz de nuestro camino-, la formación de unas nuevas mayorías para el indispensable, el inatajable cambio de ahora, como lo proclamó Gaitán valientemente en su tiempo

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