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Crónicas

La verdadera historia del Día Internacional de los trabajadores

La verdadera historia del Día Internacional de los trabajadores

Transcribimos textualmente un artículo de Alfredo Valdivieso, un historiador y dirigente popular colombiano, que consideramos resume con exactitud y veracidad la verdadera historia del Primero de Mayo Día Internacional de los trabajadores.

"El 1º de Mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores. No se celebra día del trabajo, por dos sencillas razones: la primera porque no se puede celebrar un día luctuoso, es decir aplaudir ni festejar el recuerdo de la fecha en que centenares de trabajadores fueron asesinados vilmente por reclamar la jornada de ocho horas; sino que se conmemora, es decir se trae a la memoria, se evoca la fecha. La segunda porque los trabajadores laboramos todo el año y el 1º de Mayo descansamos, marchando y protestando con la lucha junto al resto del pueblo.

Es necesario recordar algunas cosas que, por desgracia, a veces se nos olvidan. Con la creación de la Primera Internacional se reivindican los llamados tres ochos: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de capacitación y recreación, y la Internacional asume lo que venía dándose desde los años 20 del siglo XIX, cuando en los EE.UU. y en Europa, se agitan las banderas de los tres 8.

Esa consigna del proletariado hace que la clase de los trabajadores asalariados sin propiedad de medios de producción (que significa literalmente el término proletario) asuman conciencia de su condición de explotados. Los anteriores expoliados (esclavos, siervos) jamás tuvieron conciencia de su situación frente a los explotadores y consideraban que su desgracia era por designio de la Divina Providencia. Reivindicar tiempo libre y jornada de trabajo socialmente necesaria hace que la clase obrera se diferencie del simple pobre, en el sentido que asume su condición, es decir pasa de ser “clase en sí” a ser “clase para sí”.

Tras la lucha de comienzo del siglo XIX, los asalariados hacen mayor sacrificio en la Guerra Civil de los EE.UU., llamada ‘Guerra de Secesión’. Ésta que se desarrolla entre 1861 y 1866 permite que los estados del sur (que mantenían en esclavitud a los africanos y sus descendientes) sean derrotados, y la enorme masa de esclavos adquieren su libertad... desde luego para convertirse en proletarios. El respaldo irrestricto al presidente Lincoln y la lucha antiesclavista, hace que al finalizar la guerra se dé la jornada de 8 horas de trabajo, para empleados y trabajadores gubernamentales, no automáticamente sino con duras bregas dos años después.

El 1º de mayo de 1871, 200 mil trabajadores en EE.UU. reclaman la jornada de 8 horas para todos, y el IV Congreso de la ‘Federación de Trade-Union’s’ de EE.UU. y Canadá establece que la campaña mundial inicie el 1º de Mayo de 1886. Ese día inician huelgas de centenares de miles de trabajadores, entre los cuales los de la fábrica de maquinaria agrícola Mc Cormik de Chicago. En dicha empresa en febrero de ese año habían sido despedidos 1.400 trabajadores, y la huelga junto a reivindicar los tres ochos es exigencia para el reintegro.

Es ampliamente conocido que el 3 de mayo de 1886 en las instalaciones de esa empresa la policía privada del capital, en asocio con la policía yanqui, dispara contra los trabajadores matando a 6 y dejando heridos a más de 80. Al siguiente día en el entierro de los asesinados se realiza un mitin luctuoso en la plaza del mercado de heno, Haymarket, y en ella la policía, tras una provocación, asesina a centenares de obreros (nunca se supo el número exacto).

Después la ‘justicia’ yanqui monta su tinglado y los principales dirigentes de los trabajadores son condenados: cinco a la horca y tres a prisión. Tras el juicio encendido por la prensa reaccionaria al servicio de la burguesía, que trataba a los obreros de “alimañas”, “antisociales” y otro interminable rosario de ofensas, el 11 de noviembre de 1887 son ahorcados los dirigentes Augusto Spies, tipógrafo alemán; Robert Parsons, tipógrafo norteamericano que había sido secretario del Senado de Texas y hermano de un general de la guerra de secesión; George Engel, tipógrafo alemán, Adolf Fischer, tipógrafo alemán. Louis Ling, mecánico alemán no pudo ser ahorcado porque dicen se suicidó, aunque hay versiones que fue asesinado por la policía en su celda. Samuel Fielden, textilero inglés condenado a cadena perpetua; Michel Schwat, encuadernador alemán también a cadena perpetua y Oscar Neebe, obrero norteamericano condenado a 15 años de prisión.

El Apóstol de la Libertad, el cubano José Martí, que se hallaba en los EE.UU. al conocer la infamia escribe para el diario La Nación de Buenos Aires un artículo llamado “Un drama terrible” (que otros han transcrito como ‘la guerra social en Chicago’) en que relata la tragedia, y que además de ser altamente poético, histórico y objetivo, es el testimonio de primera mano de un observador imparcial.

No se crea sin embargo que la lucha fue estéril. Tras los sucesos más de 125 mil obreros en los EE.UU. obtuvieron la jornada legal de 8 horas. El Congreso de París de instalación de la II Internacional, en julio de 1889, decidió que el Primero de Mayo sería, a partir del año siguiente, el ‘Día Internacional de Solidaridad con los Trabajadores’ y como fecha conmemorativa.

Es de señalar, que solo cuando en 1918 en la Rusia Soviética, con los trabajadores en el poder, la clase obrera y el campesinado rusos promulgan la “Declaración de Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado” se establece en un país (la sexta parte del globo terráqueo) la jornada de las 8 horas de trabajo, sin exclusión.

Al terminar la I Guerra Mundial ese mismo año, por la presión ejercida por los trabajadores y ante el peligro que representaba la toma del poder en otros países, la burguesía y los Estados se ven obligados a conformar la OIT (Organización Internacional el Trabajo) como entidad tripartita. No es una dádiva de la burguesía, es que los proletarios toman el poder en Mongolia, en Hungría, en Italia, en Alemania, en Polonia y otros países de Europa. La lucha de los obreros por el poder repercute en Estados Unidos, con una ola huelguística y toma de fábricas; en Argentina donde similares faenas se presentan, en Chile donde junto a las huelgas surge la insurrección, en Brasil donde con huelga general que paraliza todo el país y en México donde la situación es idéntica. Y llega hasta el lejano oriente, en China donde inicia un vasto movimiento antiimperialista y cae la monarquía.

Ante el peligro inminente de las revoluciones obreras, las burguesías acuerdan en la Convención de la OIT en 1919 declarar el 1º de Mayo como “Fiesta del Trabajo”, ‘recomendando’ que en los países miembros se adoptara la jornada de las 8 horas. Debe señalarse que tal ‘recomendación’ solo empieza a aplicarse avanzados los años 30. En EE.UU. en 1935 y lo siguen los países europeos. En Latinoamérica por las mismas épocas, y en Colombia solo se adopta desde 1937.

Por eso el 1º de Mayo no es fiesta. No nos dejemos escamotear la fecha de lucha, porque si no, en pocos años se convertirá en día mercantil. Ya el 8 de Marzo, Día de la Mujer Trabajadora es el incoloro ‘Día de la Mujer’, para que los trabajadores se priven de la carne de unos días de la semana y le puedan comprar unos calzones o unos brasieres a su mujer. Si dejamos nuestra fecha como fiesta, en pocos años veremos a nuestros hijos rompiendo la alcancía o privándose de la empanada del recreo, para ... comprarnos uno calzoncillos.

!Este 1º de Mayo vamos en nuestra fecha mundial a luchar contra la reelección y por la defensa de las libertades públicas, conquista de la humanidad! (Alfredo Valdivieso)

 

 

 

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