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La joven indígena que lidera la revocatoria de un alcalde

La joven indígena que lidera la revocatoria de un alcalde

Por Alejandro Hernández


El 9 de febrero del 2021 pasará a la historia del Tolima, como la fecha en la que una joven indígena de apenas 21 años, se plantó cara a cara con un alcalde de una ciudad capital. Esa joven es Karla García Tol’e, del pueblo pijao, nacida en Ibagué, pero criada en Natagaima, tierra indígena.

A la audiencia en la que enfrentó al mandatario, llegó rodeada de la guardia indígena. En medio de insultos, con un aire de cierta altivez y orgullo a lo Policarpa Salavarrieta, ingresó al auditorio Alfonso López Pumarejo. Sus pies calzaban unas quimbas; lució un vestido tradicional que evocaba las antiguas enaguas de las primeras pobladoras del Tolima, con la bandera de Ibagué bordeada a la altura del pecho; sobre el mismo, caía un largo collar de ancestrales cabalongas y otro hecho en mostacilla, de la cultura Embera. Su cabello negro como la noche, caía liso sobre sus hombros.

Raíces

Karla nació en Ibagué y, de inmediato, fue trasladada a Natagaima. Allí la esperaban sus mayores, portadores de una sabiduría ancestral. La recibieron en el cabildo de la comunidad El Palmar, en la que viven más de 50 familias descendientes de los primeros pijaos que habitaron el Tolima.

Ella cuenta que es nieta de pescadores, que se ganaban la vida probando suerte sobre las majestuosas aguas del río Magdalena. Junto a su ‘tita’, es decir su abuela, sembraba maíz, plátano y plantas medicinales. Creció en ese ambiente, con puestas de sol sobre las chocolatosas aguas del Magdalena, maravillada por el canto de los pájaros y arrobada por los árboles que se mecían al vaivén del viento.


Fotografía: Camilo Toro


Los pijaos nos componemos de frío y calor. Dicen nuestros mayores que hace miles de lunas y miles de soles, todo el mundo estaba cubierto por agua, entonces reinaban los espíritus fríos. Pero un día el sol, el arcoíris, los truenos, quisieron un lugar en el mundo. Así, el Dios ´Ta´, que es el sol, calentó y calentó, hasta que evaporó una gran parte de la laguna, que se convirtió en nubes. Después llegó Chucuy, que es el arcoíris, y chupó hasta que se crearon los ríos, las lagunas, las quebradas, que están salvaguardadas por nuestro espíritu del agua, que es el Mohán“, relata Karla, heredera de la tradición oral indígena.

Con convicción y locuacidad, sale en defensa de sus primeros ancestros, el Mohán y la Mohana, que los relatos de los blancos convirtieron en espantosos mitos. Sin embargo, en la cosmogonía pijao, ambos espíritus fueron los primeros habitantes de una de las cinco capas que componen el mundo. “El Mohán y la Mohana se crearon para equilibrar el mundo con plantas medicinales (…) Y esto no es ningún mito, es real, así tal vez no lo dimensionen”, enfatiza Karla.

A grandes rasgos, ese fue el contexto en el que creció Karla. “Crecí en libertad, aprendiendo del territorio. En las noches los mayores contaban historias mientras se mecían en una hamaca; al otro día mi abuelo me enseñaba a tejer el chile y me llevaba a pescar en la canoa”, agrega.

Karla también narra que recibió por herencia la resistencia y la lucha que hoy la llevan a estar en un proceso que busca revocarle el mandato a un alcalde. Su madre, Olga Lucía Tol’e, fue gobernadora del cabildo indígena El Palmar. Con un talente contestatario, instauró reformas de justicia autónoma en la comunidad, y luchó por la certificación del terreno que ahora le pertenece a su pueblo.


Ella me dejó una enseñanza de lucha, de resistencia, de no tener miedo (…) Recibió amenazas de grupos armados al pelear por la defensa del territorio, por eso ahora tiene miedo con lo que yo hago, porque ella también lo vivió, sabe del peligro que corremos los que queremos ser líderes sociales”, sostiene la joven.


El ejemplo de Karla resalta aún más, en un contexto histórico en el que los derechos que las mujeres han alcanzado gracias a su lucha, ahora les permite dejar atrás paradigmas patriarcales, machistas, y medirse en igualdad de condiciones con los hombres en escenarios de poder. Tal como sucedió en la audiencia de revocatoria; hecho impensado un siglo atrás, más para una mujer de raza indígena.

“No es que seamos sirvientas, se nos tiene que ver como las guardianas de los alimentos (…) La mujer tiene otra sabiduría, que no es superior a la de los hombres, pero sí es una sensibilidad distinta (…) Cada vez hay más Mohanas, lideresas, hemos ido reivindicando en este mundo machista, que también golpea a los pueblos indígenas, el rol de la mujer (…) Ahora la mujer está más empoderada, no tenemos miedo de hablar y hacer. Agradezco a mis ancestras, que hicieron su trabajo para que hoy esté haciendo esto, no solo como indígena, sino también como mujer”, recalca la joven pijao.

Brota una semilla  

Después de cursar sexto grado de bachillerato, la madre de Karla tomó la decisión de llevársela, junto con su otra hija, a Ibagué. No resistía los recuerdos que Natagaima evocaba de su esposo, muerto en un accidente mientras conducía una motocicleta, cuando Karla apenas tenía seis años.

Llegaron al barrio Boquerón, en el sur de Ibagué. En el colegio Técnico Ciudad Ibagué, en esa misma zona de la ciudad, Karla cursó el resto de su bachillerato, hasta que se graduó a los quince años. Pasaron seis meses sin saber qué rumbo tomar, lloraba en las noches por no tener claro qué hacer con su vida. Empero, ella se define como alguien inquieta, así que al siguiente semestre no aguantó más, e hizo todo lo que se le cruzó en su camino.

Es técnica en Baile e Interpretación de Danza Folclórica de la Escuela de Formación Artística y Cultural (Efac); tecnóloga en Seguridad Ocupacional; hizo el diplomado en Gestión Ambiental del Comité del Tolima. A la vez, hacía parte de colectivos artísticos y se dedicó al trabajo comunitario y cultural.

Sé tocar tambora, que es percusión mayor. En percusión menor la esterilla y ciempiés. De viento toco la flauta traversa. Ahora estoy aprendiendo tiple, que es el único instrumento de cuerda que me gusta”, reconoce Karla.

En cuanto a las danzas agrega que, “prefiero los aires del Tolima: bambucos, sanjuaneros, guabinas. También me gustan mucho los aires de Pasto, de hecho, fui al Carnaval de Negros y Blancos a tocar zampoña. Todo eso es porque crecí en Natagaima, La Meca del folclore en Colombia”.


Fotografía: Camilo Toro


Hace unos tres años, Karla decidió estudiar Sociología en la Universidad del Tolima. Hoy por hoy cursa sexto semestre. “Cuando veía a mi mamá como gobernadora, le dije que quería ser líder social, y ella me decía que no, que era muy duro. Me gusta mucho el trabajo comunitario, y por eso la sociología”.

La joven pijao espera aprender lo que más pueda en la academia, para después retribuirle a su pueblo y a su territorio. Una de sus mayores preocupaciones es recuperar y preservar la lengua aveki. “Cuando se pierde la lengua, se pierde la cultura y la identidad. Por eso ha sido tan complejo volver a reivindicar la identidad del pueblo pijao y nuestra cultura; y que no solo nos reconozcan como pijaos por el Deportes Tolima”, sentencia ella.

Resistencia

El martes 9 de febrero del 2021, el día de la audiencia de revocatoria contra el alcalde de Ibagué, Karla lo primero que hizo fue dirigirse al Panóptico. El edificio que en otrora fuera una cárcel, en la que estuvo recluido su ancestro Manuel Quintín Lame, que durante toda su vida luchó por las reivindicaciones de los indígenas.

Fui al ‘abuelo’, que es un árbol que hay en el Panóptico. Ese árbol para mí es muy importante. Me dirigí hasta allá y le hablé, le pedí que por favor me diera toda la sabiduría y seguridad, desde la palabra y el actuar”, revela Karla.

De acuerdo con ella, llegó al comité promotor de la revocatoria del alcalde de Ibagué, por conocidos y amigos que hacían parte de la iniciativa. En un principio solo era simpatizante, después pasó a integrarlo y, finalmente, se convirtió en la vocera. Por unanimidad la postularon y escogieron. Todos depositaron su confianza en ella, sin que Karla al menos se postulara.

“En ese momento sentí mucha responsabilidad. También alegría y agradecimiento por la confianza y el apoyo, pero claramente es una responsabilidad muy grande (…) No se trata de Karla, es de un sentir popular, de la ciudadanía. Lo hago porque es una causa justa”, reconoce.


Fotografía: Camilo Toro


No solo a Karla, sino a todo el comité promotor, se les ha acusado de pertenecer a movimientos políticos que resultaron derrotados en las pasadas elecciones. Se ha dicho que son títeres, manejados por titiriteros, que no son más que otros jefes políticos. “Soy independiente, nunca le he hecho campaña a ningún político, nadie puede decir que me ha visto en esos procesos electorales. Mi único trabajo político ha sido con las comunidades (…) Nunca he hablado con el exalcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, ya que lo único que saben gritarme es ‘jaramillista’”.

Karla reconoce que los días anteriores a la audiencia, se desveló todas las noches. “No de angustia, ni de miedo, sino que al leer la información que necesitaba, me daba mal genio, más indignación”. La noche anterior a la audiencia, solo durmió una hora. 

El día de la audiencia, frente al ‘Palacio del Mango’ se agolparon decenas de personas. En su mayoría, simpatizantes o trabajadores del alcalde, que gritaban proclamas y blandían pancartas. En medio del tumulto y de improperios, pasó Karla, orgullosa descendiente de La Mohana, con sus atavíos ancestrales y con la guardia indígena rodeándola. Minutos antes de ingresar, el líder de sus protectores, en un pequeño ritual con tabaco, le transmitió “un soplo de sabiduría”.

Nos gritaban jaramillista, pero me sentía tan fuerte y tan blindada que rebotaban esas calumnias, nunca les respondí nada, porque sé que no es cierto, lo nuestro es con argumentos (…) si no fuera por la guardia, además de agredirme verbalmente, que lo hicieron, me hubieran agredido físicamente”, asegura.


Fotografía: Camilo Toro


Al ingreso del Palacio, a la joven indígena no le permitieron entrar con su guardia. Mientras que, el alcalde ingresó rodeado de numerosos guardaespaldas y de un séquito de burócratas y hasta familiares. Karla tuvo que caminar solo en compañía de los espíritus pijaos.


Fue un acto discriminatorio. Nosotros tenemos nuestra propia ley de origen y la autoridad para estar en esos escenarios, así como la Policía. Yo tenía el derecho de entrar con mi guardia indígena, así como el alcalde llevaba sus escoltas”, arguye Karla.


Más allá del resultado, que puede significar, o no, la primera revocatoria de un mandato a un alcalde de Ibagué y del Tolima, es un hecho que sienta un precedente. Las palabras de Karla recuerdan las de Jorge Eliecer Gaitán, cuando dijo “que el pueblo es superior a sus dirigentes”. A propósito, Gaitán también dijo: “nos sentimos orgullosos de esta vieja raza indígena, y odiamos a la oligarquía que nos ignora”.

La audiencia fue favorable, no para el comité, sino para la ciudadanía libre y digna, que nos escribe y nos dice que el alcalde es un mentiroso y está haciendo las cosas mal (…) llevamos un mensaje de que debe ser el pueblo quien lleve las riendas. El gobernante es quien debe hacerle caso al pueblo. No es imposible que el pueblo se levante, exija, y haga un control político”, acota.

De cara al futuro no descarta la posibilidad de una vida pública en la política. Aunque su mayor sueño ha sido gobernar el cabildo de la comunidad El Palmar, en Natagaima. “Me siento orgullosa de ser indígena, llevo toda una memoria y un legado de lucha, de mis ancestros y de mis ancestras. No somos indios, somos nativos, somos semilla de resistencia”, concluye Karla. 

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