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Escritor, gracias a la influencia de Ernesto Sábato

Escritor, gracias a la influencia de Ernesto Sábato

Carlos Andrés Cazares acaba de publicar ‘Refracciones de verano y otras inconveniencias de un reflejo maltrecho’, un compendio de cuentos con el que se lanza al ruedo en la literatura.

A sus 29 años el ibaguereño Carlos Andrés Cazares inicia su camino por el mundo editorial. No por el de la literatura, ese inició desde su adolescencia, gracias a buenas lecturas que cambiaron su manera de ver el mundo.

Cazares se graduó como bachiller en el tradicional colegio San Simón. En el 2012, hizo lo propio como Comunicador Social - Periodista, en la Universidad del Tolima. Además, es Magister en Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Preparación no le ha faltado, de hecho, se define como “un excéntrico por la teoría y la academia”.

Humanista pesismista

Como todo escritor, cultivó su deseo de crear al descubrirse como ávido lector. En su época de colegio sucumbió ante el fantástico encanto de Jorge Luis Borges. Más adelante, fue el turno del realismo ruso. Pushkin, Turguéniev, y claro, Dostoievski y Tolstoi. En la universidad, Kierkegaard y la filosofía existencialista llamaron su atención. “Siempre estoy mezclando alguna reflexión filosófica con mis relatos, me declaro como un humanista con pesimismo”, revela Carlos.

Sábato

Sin embargo, su mayor influencia es el argentino Ernesto Sábato. “Incluso lo tengo tatuado en el brazo, sus ensayos y novelas son casi una biblia para mí. Sobre héroes y tumbas es mi lectura favorita y trato de hacerla habitualmente cada tanto. Leer los ensayos de Sábato me hizo redescubrir los rusos, pues él tenía gran influencia de ellos. Pero también me llenó de más demonios, pues de esa misma manera llegué a Kierkegaard y a Schopenhauer”, cuenta Carlos Andrés.

Inevitablemente, como es apenas natural, esas influencias literarias se pueden palpar en el libro que acaba de lanzar: Refracciones de verano y otras inconveniencias de un reflejo maltrecho. “Mis lecturas, incluso para la construcción de mis cuentos, pasan por esa retórica urbana de mitad del siglo XX. Amo los cuentos rurales, pero sigue siendo de mi total fascinación la construcción de la ciudad latinoamericana de ese siglo, por eso creo que siempre regreso a las mismas evocaciones”, agrega él.

Su primer libro

Refracciones de verano es un compendio de cuentos, en los que se narran los problemas cotidianos de cualquier ser humano, pero desde una perspectiva “enrarecida”. Ese sentido de lo fantástico, lo ponen de manifiesto los personajes que, “tienen en sus ojos, en sus oídos y en su tacto, la única y mejor manera de descubrir qué sucede a su alrededor”.

Sábato antes que escritor fue científico, y terminó por refugiarse en el arte ante el horror que le provocó el exceso de la técnica en la vida humana. Cazares, a su vez, permite que fenómenos de la física atraviesen sus cuentos.

“Vivo fascinado con el fenómeno de la luz, su categoría de onda y de partícula que los físicos vienen estudiando desde hace cien años. La teoría cuántica me intriga, por eso quería experimentar con el concepto mismo de esto y relatarlo en mis textos. Estos cuentos son como la luz que entra en un prisma, llega blanca y se convierte en colores. Quería que los personajes fueran luz que se estrellan con un prisma y que luego pueden convertirse en colores, pero algunas veces terminamos siendo iguales que al principio”, explica el escritor ibaguereño.

El libro lo escribió en aproximadamente ocho meses. Fue un proceso de autocrítica, de relectura, del que no todos los cuentos salieron ilesos. Algo similar le sucedía a Sábato, quien con espíritu de pirómano quemó varios libros que según él no merecían salir a la luz.

Disciplina

Carlos Andrés se define como el resultado de una mezcla entre el “esmerado Flaubert” y el “repentista Kerouac”. Es capaz de pasar horas enteras frente al teclado, y no se levanta hasta que no termina una idea. Sin embargo, a menudo la idea inicial del cuento, sufre una metamorfosis en el camino.

Antes que escritor, Cazares se formó y ejerció como periodista. Algo frecuente en un sin número de escritores a través de la historia. “A veces me invade mi alma periodística y abuso de sujetos o información y quiero contar todo con pormenores, pero después vence la vena lectora y digo, necesito dejar cosas sin contar, espacios, fantasía como mencionaba Borges. La presencia del periodismo es total, pero también es una sombra que me persigue”, reconoce.

Refracciones de verano y otras inconveniencias de un reflejo maltrecho es una publicación de la editorial antioqueña Fallidos Editores, tras una convocatoria que se ganó Carlos Andrés. El libro está disponible en tiendas de Bogotá, Medellín, Cali y Manizales. Los ibaguereños pueden acceder al libro, por ahora, solo a través de Amazon. “Hay varios esfuerzos en Ibagué que están trabajando en ello, creo que pronto habrá copias del libro allí”, anuncia él.

De cara al futuro, el joven tolimense considera la idea de retomar una novela que no terminó de ‘cuajar’. También, su deseo es profundizar en algunos autores latinoamericanos, y entonces con seguridad ahora se detendrá con más argumentos en el nombre de quien mezcló de manera prodigiosa la  literatura y el periodismo, el Nobel Gabriel García Márquez.

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