Economía

Nuevas tecnologías en agricultura y silvicultura

Nuevas tecnologías en agricultura y silvicultura

Desde hace ya un tiempo, la agricultura ha dejado de ser cultivar sin más. El mundo está experimentando un cambio y temas como el cambio climático, la erosión del suelo y la pérdida de biodiversidad son cada vez más y más importantes. Si bien el objetivo principal, alimentar a la humanidad, no ha cambiado, ahora se tiene mucho más en cuenta cómo y dónde se producen los alimentos que vamos a consumir. 

En ese mismo marco, las consecuencias negativas del monocultivo (mayor uso de pesticidas y de agua, impacto en los polinizadores y degradación del suelo, por mencionar algunos de ellos) obligan a los agricultores a pensar en nuevas técnicas que no arrastren esos problemas. La agricultura moderna busca mantener el ritmo de producción en un mundo cada vez más poblado al tiempo que protege el medio ambiente.

Nuevas tecnologías para la agricultura

Sin ser 100% exclusivas de la agricultura, las siguientes variantes buscan mejorar la forma en la que se realiza y evalúa la agricultura.

  • Imágenes de satélite: La mejora en la calidad de las imágenes, con resoluciones cada vez mayores, sumado a una fuerte estandarización de su uso, avisan de su potencial. Con ellas se puede comprobar el estado del campo sin tener que pisarlo y la revisita de los satélites, en algunos casos diaria, hace que se pueda seguir cada cambio en el terreno de forma efectiva. Si, además, sumamos que estas imágenes pueden ser analizadas de múltiples maneras y que sus datos pueden combinarse con diferentes sensores en el terreno, hacen de estas imágenes algo casi obligatorio para sacar el 100% del campo.

  • Sensores de suelo y agua: La mayoría de estos sensores son pequeños y relativamente baratos, y pueden ser distribuidos a lo largo del terreno. Su utilidad está fuera de toda duda, pues detectan los niveles de nitrógeno y humedad, respectivamente, permitiendo al agricultor saber cuándo es necesario regar o fertilizar el campo. Al realizar estas tareas solo cuando es necesario y no de forma rutinaria, se consigue un ahorro significativo en los insumos y se desperdicia menos agua.

  • Automatización: La idea de que haya vehículos y/o robots realizando parte del trabajo que realizan los humanos a día de hoy no es nueva, pero gracias a los últimos avances es cada vez más una realidad palpable. Ya es posible encontrar vehículos que, mediante tecnología de satélite, calculan y ejecutan la ruta más óptima para sembrar o fertilizar, así como cosechadoras o tractores que se comunican entre sí y realizan sus labores sin intervención humana.

  • Agricultura vertical: Si bien fue pensada para entornos urbanos, como azoteas o pequeños patios, como vía para tener alimentos frescos con un menor coste, el uso de diferentes niveles para cultivar productos también está siendo aprovechado en zonas rurales como medio para optimizar el espacio de cultivo y aprovechar zonas que, de otra manera, no habrían sido usadas para cultivo. 

Nuevas tecnologías para la silvicultura

A pesar de que las dimensiones de las masas forestales suelen ser mayores que las de las granjas, el uso de tecnología ha sido relativamente poco frecuente en la silvicultura. Sin embargo, eso está cambiando y drones, sensores y satélites, entre otros, empiezan a formar parte en la gestión de los recursos forestales.

En el caso de los drones, su uso es mayoritariamente para vigilancia y cartografía. Por un lado, permite monitorizar y controlar zonas lejanas y/o de difícil acceso para las personas siendo operados a distancia; por otro, el uso de diferentes tipos de cámaras permite recopilar datos que van desde un simple inventario hasta detectar plagas o problemas en las plantas.

Por su parte, los sensores van más allá de ser meros detectores de características como la humedad. La tecnología de escaneo láser (o Lidar) es capaz de crear mapas tridimensionales usando pulsos de luz emitidos desde dichos sensores, que pueden estar colocados en tierra o en un vehículo aéreo. Gracias al Lidar, es posible realizar modelos del terreno o del flujo de agua que permitan optimizar los costes, el impacto medioambiental y la creación de infraestructuras cerca o dentro de la propia masa forestal.

Otra tecnología implementada recientemente es la del corte a medida. Antes, los operarios con motosierra debían decidir que árboles cortar en base a unas instrucciones básicas; ahora, el vehículo/aparato talador cuenta con sensores que permiten analizar la calidad de cada árbol y un sistema que determina la mejor manera de realizar el corte. Esto permite incrementar la productividad, al seleccionar sólo los árboles que deben ser cortados en base a datos fiables y completos, y la seguridad, ya que los vehículos integran un GPS y son manejados a distancia.

Más allá de usar tecnología porque sí, el objetivo es automatizar más operaciones, llevar un control estricto de ellas y mejorar la toma de decisiones.

 

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