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Los líos del acueducto de Armero-Guayabal

Los líos del acueducto de Armero-Guayabal

Dice la veeduría VAPI que en el acueducto de Armero-Guayabal ocurrió que “se pusieron los zapatos y ahora no saben cómo ponerse las medias”.

La situación es la siguiente: a raíz de la tragedia de 1985, el hoy municipio de Armero-Guayabal fue dotado de un buen acueducto, que se convirtió en uno de los pocos eficientes que existen en el departamento.

Según VAPI, esos años felices del acueducto de Armero-Guayabal llegaron a su fin o están por terminar, gracias a una inversión de más de 11 mil millones de pesos destinados por el Ministerio de Vivienda y la EDAT (Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Tolima), cuya finalidad era la “optimización” de dicho acueducto.

Señala la veeduría VAPI que esa cuantiosa inversión estaba dirigida a hacer ajustes a las estructuras del acueducto, para que cumpliera con la norma técnica que indica que, para una población de ese tamaño, (12 mil habitantes) “no se requieren los 65 litros por segundo que venía captando, sino que tan solo se requieren unos 40 litros por segundo”. En ese orden, afirma VAPI, se procedió a modificar su bocatoma, desarenador, línea de aducción, planta de tratamiento, tanque de almacenamiento y la red de distribución.

Asegura, que en el año 2010 la Gobernación del Tolima, contrató y pagó la consultoría mediante la cual se obtuvieron los diseños, que luego de ser convenientemente modificados, sirvieron de fundamento para celebrar el contrato de obra No. 128 de 2018 con el consorcio Acueducto TMS.

Incertidumbre

Añade esta reconocida veeduría que “No obstante, siendo cierto el argumento sobre el cual se proyectó la inversión finalmente contratada, en el mismo se omitió un fino detalle que concibe que las inversiones realizadas, no solo no solucionen nada, sino que además, y sobre todo, se convierten en un serio atentado para la garantía de continuidad, cobertura y calidad del suministro de agua potable para esa población”.

Según estudio realizado por la misma EDAT en 2019 (un año después de celebrado el contrato de obra, y varios años después de la formulación de los diseños), el indicador de pérdidas de agua tratada (en red de distribución), puede alcanzar hasta un 85%.

Denuncia VAPI que “Como resultado, el rediseño del acueducto de Armero - Guayabal, da como consecuencia que la oferta hídrica del acueducto resulta  insuficiente para atender una demanda totalmente distorsionada por semejante volumen de pérdidas, fenómeno este que no fue considerado en los parámetros de diseño, ya que se partió de creer que se estaba frente a un sistema con un volumen de pérdidas aceptable, es decir en los márgenes de la normalidad”.

Razón por la cual, en las inversiones proyectadas para la red de distribución, aunque se consideró la reposición de redes, estas inversiones, al parecer solo se ejecutarían parcialmente; la instalación de micromedidores es otra labor que solo cubrirá en parte las necesidades.

Enfatiza la veeduría que en cambio, “se realizó una sobredimensionada inversión, habilitando 14 distritos o circuitos hidráulicos, que no han podido demostrar su funcionabilidad (el IBAL trabaja con 10 distritos hidráulicos; Ibagué cuenta con unos 600 mil habitantes, en tanto que Armero Guayabal ronda los 12 mil habitantes urbanos y rurales)”.

¿Fallida inversión?

Recalca VAPI que “otra notable consecuencia de esta mal proyectada y hasta hoy fallida inversión, es que habiéndose instalado una nueva red de conducción, para reemplazar la vieja y obsoleta red de asbesto cemento de 12 pulgadas, la planta de tratamiento sigue siendo alimentada por la vieja red, ya que sin ella, el agua que llega a la PTAP es insuficiente para atender la demanda antes referenciada; es decir, que ante la mirada impávida de Cortolima, se sigue captando un volumen de agua muy por encima de lo concesionado”.

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