Hechos como los registrados el pasado sábado en Ibagué y que le dan la vuelta al mundo por lo doloroso que nos resulta como sociedad no pueden volver a ocurrir. Que dos mamás con sus hjjos  tomen la determinación de acabar con sus vidas deben prender las alarmas de todas las autoridades que desde ya deben declarar la urgencia manifiesta para crear cordones de seguridad que conduzcan a cerrar del todo esta alternativa. 

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Invias y su concesionario deben trabajar desde ya en esa tarea. El gobernador del Tolima debe exigir mayores restricciones del paso peatonal. No puede convertirse el llamado puente de la vida como el puente de la desesperanza. No puede Ibagué ser capital nacional del suicidio del bionomio madre - hijo. 
Recordemos que el primer caso de mamá e hijo se presentó el 6 de febrero de 2019 siendo las victimas Jessi Paola Moreno Cruz  y hijo May Nicolás Ceballos Moreno, de diez años de edad. Familias y vecinos que con lo ocurrido este sadado reviven su propia tragedia. 

El segundo caso es el de ayer, cuando María Alejandra Suárez abrazó a su hijo y cayó al vacío. Venia desde Palmira, Valle del Cauca y su referente resultó ser Ibagué en una espacio con muchas historias de dolor para los nuestros. 
Expertos en el mundo han advertido que la nueva pandemia está enfocada en la salud mental.  El desempleo masivo, el aislamiento social, la ansiedad, las largas jornadas laborales, la presión escolar, el aislamiento social, el machismo están pasando su factura.
Lo preocupante del asunto es que las personas con ideación suicida buscan en internet lugares exitosos para cumplir con su plan y es ahí donde nos asalta la preocupación, porque Ibagué no pueder ser un referente de dolor para las familias.