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Ibagué, entre el desempleo y la inseguridad. ¿Por qué?

Ibagué, entre el desempleo y la inseguridad. ¿Por qué?

La secretaría de Planeación manifiesta que “estos indicadores se determinaron en un escenario –conservador-  dados los recursos disponibles del ente territorial y las circunstancias de la pandemia que obligaron a adaptar y replantear prioridades, presupuestos y metas”, es decir, debido a lo anterior, la ruta trazada para la ciudad en el periodo 2020-2023, no representa cambios sustanciales, esto en la medida que los resultados fijados son minúsculos y poco ambiciosos. 

Ahora, no todos los problemas del municipio son explicables a partir del diseño del plan municipal de desarrollo. Entre una carga histórica de desafortunados equívocos y una serie de desaciertos contemporáneos, flagelos de amplia trayectoria hoy se hacen más fuertes, resaltando entre ellos el desempleo y la inseguridad.

1. Pese a que el desempleo no distingue color o administración y los indicadores evidencian que ha crecido progresivamente en los últimos años, la administración municipal vigente tiene gran cuota de responsabilidad en las recientes cifras. 

Las obras públicas son importantes, pero no urgentes, lo urgente son los miles de pequeños negocios, especialmente del sector comercio, afectados por la crisis”.

Según la Cámara de Comercio de Ibagué, el 96,23% de las empresas son microempresas, ubicadas principalmente en sectores como servicios de comida y alojamientos, que representaban el 33,3% de la población ocupada y la industria manufacturera que representaba el 13,2% de las personas con empleo, ambos sectores fuertemente afectados por la pandemia, miles de empresas quebradas y miles de empleos perdidos. 

Pese a esto, la administración municipal optó por priorizar “la construcción de obras públicas” en su plan de recuperación económica, sustentado, según la secretaría de Planeación, en las virtudes del sector y las directrices del orden nacional.

, las obras públicas son importantes, pero no urgentes, lo urgente son los miles de pequeños negocios, especialmente del sector comercio, afectados por la crisis. No vaya a ser que en este desafortunado desacierto técnico se escondan otras premisas, como que el sector de la construcción es el nicho social, desde la formación académica hasta la actualidad, de nuestro burgomaestre ingeniero civil, o no vaya a ser que el cemento sea más fácil de ver a la hora de depositar el voto, o no vaya a ser que…

2.  La inseguridad actual es la “crónica de una muerte anunciada”. El Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana Ibaguereño (PISCC), formulado por la actual administración, reconoce la seguridad como un asunto integral y, sobre este principio, debido a los efectos socioeconómicos de la pandemia, esperaba “un efecto rebote” luego de la baja criminalidad registrada en el confinamiento. En ese orden de ideas, la administración municipal ya esperaba con antelación un fuerte rebrote de la criminalidad y, pese tener pleno conocimiento sobre lo que se venía, parece que en la actualidad el problema se le salió de las manos.   

Considero que lo anterior se debe a dos elementos: en primer lugar, el PISCC tiene una contradicción metodológica. Por un lado se acoge al “diagrama de Pareto” en donde se asume que “el 20% de las causas resuelve el 80% de los problemas y, que el 80% de las causas resuelve el 20% de los problemas”, en términos de seguridad, hace referencia a priorizar el 20% de los delitos con mayor ocurrencia para resolver el 80% de los problemas, en ese orden de ideas el Plan de seguridad opta por hacer foco en los 5 delitos que más se cometen. 

Por otro lado, acogiéndose a las directrices estratégicas del nivel regional y nacional, opta por dirigir esfuerzos hacia otros 10 delitos, para un total de 15, elemento que neutraliza la metodología del diagrama de Pareto, ya que entre más causas se prioricen menos porcentaje del problema se resuelve, debido a que las otras causas tienen bajos números de ocurrencia, algo así como tratar de arreglar todo y a la vez no arreglar nada. 

Y, en segundo lugar, existe una relación estrecha entre indicadores socioeconómicos y las cifras de criminalidad, es decir, para subsanar el tema de la seguridad, además de implementar las estrategias estipuladas en el PISCC, el mismo documento reconoce que se requiere ahondar esfuerzos en indicadores como tasa de desempleo, pobreza, y educación para disminuir la probabilidad del crimen, elemento que aún es tarea pendiente. 

Para terminar, disculpen mi fatalismo, pero no esperen mucho en los próximos 3 años, a menos que una ciudadanía organizada o una administración autocrítica ofrezca mejores opciones.  

*Politólogo U. del Tolima

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