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Colegio Leonidas Rubio: todos pierden

Colegio Leonidas Rubio: todos pierden

Por Henry Rengifo


Pierde la institución, porque no es justo tirar por la borda un trabajo que costó mucho construirlo. Fueron décadas de sudor y lágrimas, para llevarlo al sitio donde hoy está. Una labor entusiasta y comprometida del mayor artífice de ese milagro, el eterno rector Gustavo Ramírez. Desconocer ese aporte, sería un completo desafuero.  

Pierden los estudiantes. Si se deteriora el mayor activo que es el exitoso proceso de calidad académica, pues nadie más perjudicado que los estudiantes. Recordar, que por esa fortaleza las oportunidades de los estudiantes aumentan, pues muchos de ellos tienen mayores posibilidades de continuar estudios superiores en las universidades públicas. Basta revisar las estadísticas para comprobar ese importante aporte.

Pierden los padres de familia. Es una verdad de a puño que la situación  económica de la mayoría de familias que hacen parte de la institución no les permite que sus hijos lleguen a una universidad privada. Las posibilidades de formarse profesionalmente en una universidad pública son altas debido al buen nivel de preparación que les ofrece el Leonidas Rubio, de ahí la importancia de mantener esa calidad académica. Cada año este colegio ocupa los primeros lugares en las pruebas de Estado

Pierden los docentes. Debido a ese prestigio académico, ser docente del colegio Leonidas Rubio representa un orgullo especial. Nadie más interesado en  mantener esa calidad académica, que los profesores, de ahí que son los convocados para que contribuyan en la búsqueda de soluciones que permitan superar este difícil momento. Estar prestos a ser flexibles en los cambios que se pueden generar en esta nueva época, es el mejor aporte.

Pierde la Rectora. De todos los actores, la Rectora es la persona que enfrenta la situación más compleja en este espinoso proceso. Llegar a dirigir una institución de carácter público con el prestigio que ostenta el Leonidas Rubio, no es tarea fácil. Se necesita, por parte de la Rectora, de una alta dosis de prudencia, mesura y liderazgo. De acuerdo con el escenario que se observa, hay que atemperar ánimos de lado y lado, y la clave de la solución la da el liderazgo y la sensatez con que se obre.

Pierde Fecode. Más descabellada no pudo ser la salida que tuvo el máximo sindicato que agrupa a los maestros del país frente a esta delicada situación. Haber tomado partido por una de las partes en controversia, ha sido el más grave error. Como tal, se sobreentiende que esta agremiación está para velar por la dignificación de los docentes, la defensa de la educación pública y su calidad académica, en ese orden, esta era una oportunidad para que pusiera en práctica esos principios rectores. De ninguna forma podía inclinar la balanza como finalmente lo hizo. Esa solidaridad de cuerpo con algún docente con trayectoria sindicalista prominente, no debió haberse dado, por el contrario el papel de Fecode era el de mediador en la búsqueda primordial de poner a salvo el prestigio del colegio. Lo que hizo con esa declaración fue fomentar la división y polarización existente. Aún es tiempo de retomar ese camino de intermediario.

Pierde la ciudad. Que la estructura académica de un colegio público como el Leonidas Rubio, hoy convertido en gran referente, esté en peligro, es un mensaje altamente perjudicial para la ciudad. No es fácil conseguir los estándares de calidad que ha logrado el Leonidas Rubio, en ese sentido es necesario que docentes y rectora antepongan diferencias y egos, si es que los hay, para avanzar en un propósito donde el objetivo sea preservar el prestigio del colegio.  

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