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Así escalaban el Nevado del Tolima en la década de los 90

Así escalaban el Nevado del Tolima en la década de los 90

Por Alejandro Hernández


Jorge Iván González atesora una gran cantidad de fotografías, las cuales recuerdan cómo escalaba, junto a sus amigos, el volcán Nevado del Tolima. Esto, a finales de los años 80 y la primera mitad de los 90.

A sus 60 años, gracias a esas fotografías, recuerda cómo eran las primeras incursiones recreativas y aventureras en el imponente Nevado.

Las primera vez que Jorge Iván, pastuso de nacimiento, vino al Nevado del Tolima, fue en el año 1988. Pese a recorrer varias montañas de Colombia, de manera aficionada o no tanto profesional, todavía le faltaba el coloso blanco del Tolima. 

"Esa palabra que ahora utilizan tan fácilmente, de expedición, nos parecía muy profunda; nosotros solo íbamos a caminar, a conocer. No sabíamos qué eran crampones ni piolet ni un arnés, nos fuimos muy mal armados, simplemente con unas cuerdas. Pero nos fue bien, por la ruta sur, la de Ibagué", recuerda Jorge Iván. 

Cuenta que nunca ha podido olvidar la primera vez que vio el Nevado de cerca. "El camino realmente va muy cerrado, uno no ve nada, porque va siempre tapado entre el monte. Pero cuando uno entra a la cueva, y pasa al páramo, es realmente impresionante. A mí me dejó muy maravillado el nevado del Tolima, es un espectáculo", expresa.

A finales de los 80 e inicios de los 90, relata Jorge Iván que la nieve empezaba desde los 4.700 metros aproximadamente, y ahora, se aprecia casi a los 5.000 metros. "En esa entonces nos decían que en 30 años no habría nieve y uno no creía, pensaba que era imposible, y mire". 

Desde esa primera vez, Jorge Iván, de ascendencia nariñense, quedó complementa enamorado del Nevado del Tolima. Incluso, considera que, al morir, deben esparcir sus cenizas allí. 

Por varios años escalaron el Nevado. Después de la primera alcanzaron la cima. Se fueron armando con mejores herramientas para acampar y escalar. Así, hubo alrededor de 20 ascensos durante unos ocho años.

Las fotografías, que representan un tesoro para la memoria y la nostalgia, fueron tomadas con una cámara clásica, la Canon AE-1 Program. "Uno se iba con un rollito de 36, y más de una vez se revelaron las fotos", rememora. 

Después, dejó de ir al Nevado del Tolima durante casi 20 años. "Es una montaña mágica. Además que es la montaña de Colombia que más cambia de nivel, no le da respiro a uno, después que se sale del Rancho. Es una montaña muy difícil, que reta, y eso nos enamora. Sigo pensando que es la montaña más bonita de Colombia", manifiesta.

Y es que, Jorge Iván le guarda mucho respeto al Nevado del Tolima. Lo ve como un coloso, una expresión inconmensurable de Dios.  

"En estos días la gente le está perdiendo el respeto a la montaña. Están llevando mucha gente hasta allá, sin mucho conocimiento, sin preparación física; esperemos que la montaña no cobre. A la montaña hay que respetarla, uno no la conquista, sino que lo deja subir a uno", sentenció.

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