Son las 11 de la mañana, ya empieza a notarse la congestión de las calles por el centro de la ciudad. Al lado de El Centenario en los edificios Torreón se escucha ese grito de Alberto, que la mayoría de las veces va con parte de su familia. 

Buenos días vecinos, espero que estén bien, buenos días vecinos. Su clamor toca la sensibilidad de muchos de los residentes de los Torreón, Piedrapintada o El Vergel, lugares que frecuenta, o quizás son otras personas que usan el mismo discurso, porque el hambre no tiene libreto establecido, pero sí la misma necesidad. 

Tenemos hambre…. Queremos comer, gracias por su ayuda repiten una y otra vez hasta que llegan artículos de primera necesidad al lobby de la portería que luego es entregado a la familia de Alberto. 

Los trapos rojos ya no se ven en los barrios, tampoco la llegada de mercados. Ahora cuando todos estamos en la nueva normalidad todo es a otro precio y los nudos de miseria y hambre aumentarán no solo en Ibagué, sino en todo Colombia. 

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La pobreza monetaria seguirá creciendo en América Latina y en nuestro país aunque no tenga los mismos efectos que otros similiares sentirá el golpe en su canasta familiar de bienes y servicios alimentarios y no alimentarios en donde el Tolima para el año 2018 de acuerdo al DANE ocupaba el puesto 13 con un gasto por persona de 247 mil 602 pesos.

Ese mismo estudio mide además la brecha de pobreza, es decir la cantidad de dinero que le falta a una persona en situación de pobreza para dejar esa situación en donde el Tolima tiene un porcentaje de 10,1%, 0,2 puntos porcentuales por encima de la media nacional. 

Pero el dato relevante está en los jefes cabeza de hogar, para ese mismo 2018 de acuerdo con las cifras del DANE, la situación de pobreza con jefatura de hogar masculina o femenina se sitúa en un 29,5 y 34% respectivamente, ratificando una vez más las desigualdades en materia de género en nuestro territorio. 

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A Alberto lo sitúan las estadísticas en linea de pobreza monetaria extrema en donde el Tolima ocupa el puesto 15 con un ingreso de 114.653 pesos, es decir un 7,2% del total de los colombianos. 

El hambre se siente en nuestras calles, la inseguridad y el miedo hacen que los ojos se vuelvan más expresivos en medio de un panorama económico y social que no se esperaba y donde la angustia y la incertidumbre es el nuevo pan de cada día. 

Tengo hambre…