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¿Y si eliminamos el Senado y hacemos un Congreso unicameral?

¿Y si eliminamos el Senado y hacemos un Congreso unicameral?

Sobre el argumento de extender y garantizar la presencia de regiones con poca representación en el Congreso de la República, fue aprobado en primer debate un proyecto de ley que incorporaría 12 curules más para el Senado. Esta expansión representa una adición presupuestal de $396 millones de pesos mensuales en gastos de nómina, sin incluir gastos de representación y unidad de trabajo legislativo, todo ello en el marco de una de las crisis económicas más graves de los últimos tiempos.  

En respuesta a las controversias que ha generado el proyecto, que además se da en el marco de una reforma política que abordaba temas de género, de corrupción y de tipos de listas, José Daniel López, representante de Cambio Radical y ponente del proyecto, expresaba que la adición se da sobre los números ya establecidos, es decir, no incorporar 12 nuevas curules sino que en las ya existentes se establezcan 12 con un carácter regional, aclaración que se hará en el segundo debate.

Independientemente del desenlace que tenga este polémico proyecto, los argumentos expuestos por las partes evidencian o pasan por alto una clara contradicción de fondo en el Congreso de la República. Incrementar 12 curules en el Senado pensando en las regiones o ajustar 12 de las ya existentes con un criterio de regionalidad, carece de fundamento en la medida que el Senado posee una circunscripción nacional.

Lo más sano para nuestra democracia y la tranquilidad de una ciudadanía que cada vez más deslegitima e irrespeta a la institucionalidad, es hacer, al igual que otros 117 países en el mundo, un Congreso unicameral.

Constitucionalmente nuestro congreso es bicameral; El Senado posee una circunscripción nacional, es decir, vela por los intereses de toda la nación y, la Cámara de Representantes posee una circunscripción regional, es decir, vela por los intereses de los departamentos en los que fueron electos. Si se amplía o modifica el Senado argumentando que entre el 70% o el 80% de los senadores son electos gracias a un solo departamento, y que, debido a esto, en lugar de velar por los intereses de la nación, como lo manda su circunscripción, velan, al igual que la Cámara de Representantes, por los intereses de sus regiones, el problema no es que excluyan a algunas regiones, el problema es que hay una cámara que está sobrando o mejor, las dos cámaras están haciendo la misma cosa.

Si en la práctica el Senado no respeta su circunscripción nacional y opera como la Cámara de Representantes, es decir, velando por sus respectivas regiones, lo más sano para nuestra democracia, para las arcas del Estado y la tranquilidad de una ciudadanía que cada vez más deslegitima e irrespeta a la institucionalidad, es hacer, al igual que otros 117 países en el mundo, un Congreso unicameral.

Si se elimina el Senado y se establece una única Cámara en la que todas las regiones estén representadas y en la que a su vez sea posible construir una nación preservando la perspectiva regional, en términos fiscales, teniendo en cuenta que cada congresista devenga mensualmente  $31.331.823 de pesos, además de otros gastos que en últimas arrojan un total cercano a los $83 millones mensuales por cada uno, el país, o mejor, los contribuyentes nos ahorraríamos mensualmente $8.964.000.000 de pesos, anualmente $107.568.000.000 de pesos  y, $430.272.000.000 de pesos por periodo constitucional.

Además de lo anterior, adelgazar el Congreso haciéndolo unicameral representa beneficios en términos de eficacia y agilidad para el trámite de proyectos, es posible hacer una mejor veeduría ciudadana sobre un número reducido de parlamentarios, la disminución de curules debería ir acompañadas con requisitos de formación y calificación, así tendríamos menor cantidad, pero mayor calidad, el voto de las minorías tendría mayor relevancia, entre otras virtudes.

En síntesis, si el Congreso de la República es un órgano que cada día pierde legitimidad, si se requieren recursos para atender la emergencia sanitaria y sus impactos económicos, y si una de las dos cámaras del Congreso pese a poseer circunscripción nacional opera en beneficio de sus regiones, ¿Es descabellado proponer eliminar el Senado y establecer un Congreso unicameral? ¿Los recursos que se liberarían no podrían ser utilizados para revitalizar, reestablecer y mejorar nuestra economía? 

Por: Kevin Herney Castañeda Vargas, Politólogo U. del Tolima.

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