Opinión

Tengo un sueño

Tengo un sueño

Por Juan Bautista Pasten G.


Lo sueños suelen asociarse a deseos irrealizables u objetivos difíciles de alcanzar, sin embargo, también los sueños o, más bien, las ensoñaciones – aquellos que tenemos en estado de vigilia – pueden ser proyecciones y prolongaciones de lo más vivo y luminoso de nuestro ser y, transformarse, por tanto, en faros que dirigen y energizan nuestra vida.

Ahora bien, como expresamos anteriormente, los sueños no siempre son quimeras ni fantasías, sino que, impregnadas y fortalecidas con una consciencia clara y potente, pueden llegar a convertirse en arquetipos – modelos originarios y substanciales - de una nueva realidad, tanto personal como social.

En efecto, un ejemplo palmario de lo que venimos diciendo se encuentra en el título que da origen a la presente columna. Nos referimos, por cierto, al famoso discurso de Martin Luther King, pronunciado el 28 de agosto de 1963 en Washington, Estados Unidos, ante más de 200.000 personas. En ese evento histórico, el pastor cristiano, defensor y promotor de la igualdad de los Derechos Humanos para todas las personas, en especial para la comunidad afroamericana, emitió con dignidad, valentía e inteligencia la célebre oración: “I have a dream” (“Tengo un sueño”).

Por cierto, es un discurso sublime, optimista y esperanzador donde se pide y exige una sociedad respetuosa de los valores de la igualdad, la fraternidad y la justicia para todos los habitantes de aquel país norteamericano. Una alocución que busca la concreción de pensamientos y derechos políticos, éticos y morales, pero, al mismo tiempo, en un marco de enorme belleza poética.

A partir de aquel “sueño” expresado por el líder espiritual, se han venido produciendo cambios importantes en la sociedad estadounidense, los cuales deben ampliarse y fortalecerse constantemente no solo en esa nación, sino en todo el planeta. Ciertamente, la aplicación de valores que generen justicia y creciente desarrollo colectivo, siempre está en condiciones de ser profundizada y perfeccionada.

Por otra parte, aquel “sueño” del pastor King, también ha servido de ejemplo y modelo a seguir por las luchas que hombres y mujeres, pueblos y comunidades llevan a cabo en el mundo entero, ya que los sueños y deseos de mejores niveles de existencia han caracterizado la historia de la humanidad desde su origen hasta el presente. Muchos seres humanos han entregado sus vidas en su afán por consolidar estos nobles ideales.

Todo hombre y toda mujer de este planeta ha tenido y tiene un sueño por cumplir, ningún ser humano está ajeno a ello.

De hecho, todos los objetos inventados y creados hasta hoy, los cuales utilizamos y disfrutamos, comenzaron siendo un sueño, una idea, un anhelo. Todos ellos fueron fruto de esfuerzos, de frustraciones y perseverancia, lo cual demuestra que todo sueño es susceptible y factible de ser logrado, si no desmayamos ni abandonamos esos bellos proyectos ni las obras inherentes.

Entonces, digamos todos, con certeza y optimismo: “Tengo un sueño”, el cual, con entereza, paciencia e ingenio, será una realidad, cuyos frutos beneficiarán a la sociedad en su conjunto.

Por consiguiente, ¿cuál es tu sueño?, ¿qué consecuencias positivas tiene para la humanidad?, ¿cuándo empiezas a concretarlo?

Para que tus sueños se hagan realidad, es imprescindible estar despierto y atento”. José Antúnez Plangez, pensador latinoamericano, siglo XXI.

Que mi palabra se cumpla ahora o en diez millones de años, me tiene sin cuidado. Me entrego al tiempo sin temor”. Walt Whitman, poeta estadounidense, siglo XX.

*Docencia e investigación en filosofía

Universidad de Chile

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