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Realidades ocultas por el Covid-19

Realidades ocultas por el Covid-19

Cuando al finalizar el 2020 se haga el tradicional balance y se escojan los famosos personajes del año, indudablemente todos los honores y las portadas se las llevará el minúsculo COVID 19, ese extraño e imperceptible visitante que en todos los confines del mundo ha dejado una estela de muerte, ruina y desolación.

Los medios de comunicación de todo el mundo han desplegado sus equipos periodísticos para mirar desde todas las ópticas el fenómeno sanitario más visible de los últimos cien años, teniendo como último referente en este orden la ‘gripe española’ hacia 1918.

Suficiente información al respecto ha rodado por los noticieros de radio y televisión, periódicos, revistas y las ahora indispensables, para bien o para mal, redes sociales y casi que nos hemos vuelto expertos en el virus y en descubrir tratamientos tanto para afrontarlo como para evitarlo, a pesar de nuestra consabida indisciplina social.

Pero preocupa, que este inusitado protagonismo ha desviado a muchos de la prevención y el cuidado de otras enfermedades que día a día están cobrando vidas. Dialogando con el Jefe de Urgencias de uno de los principales hospitales del Departamento, encontramos que el miedo al contagio del virus en hospitales, clínicas, EPS, IPS, etc, ha impedido que los habituales pacientes hipertensos y diabéticos, entre otros, asistan a sus citas de control o a reclamar sus medicamentos de obligatorio consumo, generando ya numerosas muertes, simple y llanamente por descuido.

Pregunto yo si el miedo al contagio, ha hecho desviar la atención a las medidas preventivas para la eliminación del Aedes  Aegypti, zancudo transmisor del  dengue, el Chikungunya o el zika; el cual nos ha dejado muchas muertes en el último año, ¿Será que nos hemos olvidado de revisar en nuestras terrazas, patios, envases, llantas, si tienen agua y son nidos del zancudo? Creo que sí.

Desde el balcón de mi apartamento de residencia, puedo observar con preocupación a diario como en un lote abandonado al frente, se divisa un bebedero de lata repleto de agua lluvia empozada y nadie se aparece a revisar y controlar este potencial criadero de mosquitos, zancudos, etc.

Mirando las cifras del Instituto Nacional de Salud en su Boletín Epidemiológico de la semana 16 de este año, encontramos que el Tolima en el 2020, es el tercer departamento con más casos de dengue clásico y dengue grave en Colombia (4.554) e Ibagué es el tercer municipio también en Colombia en esta estadística (1.975). Mientras la incidencia nacional del dengue en Colombia es de 172 casos por cada 100.000 habitantes, el Tolima en la semana 16 tiene una incidencia de 400 casos por cada 100.000, lo que lo cataloga en ‘situación de alerta’. Las ciudades en donde se presentan más infecciones son Cali, Ibagué, Barranquilla, Valledupar, Neiva y Cartagena, entre otras.  Igualmente, revisando el mismo boletín encontramos que el Tolima también tiene una incidencia alta en casos de chikungunya y zika. Asimismo, encontramos una alta tasa de afectados por IRA (Infección Respiratoria Aguda).

 ¿Seremos conscientes de esta realidad en estos momentos?

Es necesario, sin descuidar la pandemia que nos azota, dar signos de alerta permanente sobre el cuidado de las enfermedades crónicas habituales, no todo se puede quedar en el importado corona virus. Nuestra realidad nos muestra que tenemos factores de morbilidad, si se quiere, más complejos. ¡Cuidense!.   

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