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¡Por favor! No apuñalemos los libros

¡Por favor! No apuñalemos los libros

Como cada semana, procuro escribir cosas positivas, para que quienes me leen tengan la oportunidad de encontrar luz en momentos difíciles y ver que, sí pasan cosas dignas de resaltar en Colombia, que sí es posible destacar lo bueno y no quedarnos con los robos, asesinatos, corrupción, narcotráfico y todo lo que nos inunda.

En esta columna, quería  hablar de una gran noticia acerca de la gestión de ProColombia, para que más de 10 mil niños hagan parte de una prueba piloto de importación del modelo de educación finlandés, que es considerado el mejor del mundo y que sería una gran noticia a la hora de hablar de volvernos productivos en las regiones, la descentralización de la educación en las capitales y sobre todo incentivar las habilidades de cada uno de esos niños, para que sean buenos en lo que deseen y no en lo que les toca.

Sin embargo, me veo en la penosa situación de cambiar a última hora esta columna (disculpándome con el editor), pero no es posible pasar por alto lo que sucede en la televisión colombiana con los libros.

En uno de esos programas matutinos que inundan la programación, y que como un gran porcentaje de los que pertenecemos a los medios de comunicación, se realizan desde casa, una de las presentadoras dando consejos “útiles” para el hogar, mostró como la gran cosa, hacer un “acomodador de cuchillos” ¡CON LIBROS!, ¿ah?, es tan difícil de creer que preferiría que no fuera cierto, en un país donde poco se lee, donde la cultura y la educación son pasadas a un segundo plano y los libros son las únicas herramientas que tienen muchas personas sin acceso a internet, ahora son apuñalados indiscriminadamente, para acomodar cuchillos…

En fin, que son libros que “ya no se utilizan”, que “es con cuidado”, lo que sea, no tiene presentación, no se imaginan lo difícil que es hacer un libro, además del proceso creativo que usualmente pasa de los dos años, los costos del mismo, pagar editor, corrector, diseñador, impresor, distribuidor, entre otros gastos administrativos, además del trabajo de cada una de esas personas que hacen posible que el libro llegue a sus manos, con la esperanza que tomen un poco de su tiempo, para leer, para compartir aventuras, hacer consultas, conocer personajes, o la temática que sea, es un proceso digno de respeto, digno de homenaje y lejos de estar diseñado para ser apuñalado brutalmente por varios cuchillos.

Considerando que las grandes bibliotecas han sido símbolo de poder y sabiduría, respeto en las casas, templos verdaderos de conocimiento, y además la posibilidad en palabras de grandes maestros, de viajar a cualquier parte del mundo, sin moverse de la casa (más en medio del confinamiento), de verdad espero que esos libros, viajen con ustedes y ustedes viajen entre sus páginas, pero por favor, que no sea a la cocina, y menos para ser violentados ni mucho menos apuñalados cruelmente para convertirse en adorno. ¡Censura total a estos actos!, y más en televisión, #SalvemosLosLibros.

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