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Por el rescate del Líbano

Por el rescate del Líbano

El pastorcito mentiroso surge por iniciativa de José Afranio Ortiz Bernal, otro escritor del Líbano, con quien venimos hablando del hoy y el pasado del 'pueblito' y llegamos a la conclusión, que hemos perdido el rumbo con esta mediocre administración.

Nunca imaginamos que le fueramos a tocar el corazón a tantos paisanos que en el país y por el mundo están regados, dejando en en alto 'la ciudad de torres blancas'.

Nuestro Líbano Tolima, ha dado mucha gente que se ha destacado en diferentes campos y posiciones, por eso, en este encuentro histórico que me he propuesto elaborar en medio de la cuarentena, son muchas las personas que faltan por mencionar.

Se han publicado dos entregas y en ellas he podido nombrar un mínima parte de un infinito listado.  Es difícil en tres o cuatro escritos, incluir a toda una generación de mujeres y hombres valiosos con los que nos criamos, nos fuimos levantando, estudiamos, jugábamos, nos divertíamos y también rumbeamos con el permiso de las mamás y los papás, primero porque en esa época los matrimonios eran para toda la vida y segundo los padres cuidaban mucho a sus hijas y les daban permiso hasta determinada hora. Los bailaderos eran El Cordillera, La Cabaña y El Club Líbano y por lo general el domingo en la noche, después de asistir a misa de las 7 de la noche, porque ellas si creían en Dios y de ir a 'la molienda' o al 'tontódromo' como alguien escribió en un comentario sobre las famosas vueltas al parque, o sea, que después de darle las vueltas al parque, tipo 9 de la noche arrancábamos cada uno con su novia para El Cordillera, La Cabaña y El Club Líbano, ellas con el permiso de los papás hasta las 12 de la noche, y ¡ay que se pasaran!. La mamá en la puerta del bailadero las esperaban o entraban y de las mechas las sacaban y por ahí un mes las castigaban, sin poder ir a bailar, y más de una se acuerda de las fueteras que se ganaron por volarse a bailar o por incumplir la hora acordada del permiso que les daban.

Hablando con Cecilia Skinner Dávila, me comentó que ella se ganó muchas leñeras por volarse a bailar y me recordó que en el Club Líbano, el domingo por la tarde había matiné bailable, porque como venía mucha gente de diferentes lugares del país a estudiar al Líbano por la buena educación de esa época, en todos los colegios había internados y les daban salida el sábado y el domingo, pero el domingo a las seis de la tarde ya tenían que regresar al internado, y muchas tenían novios que estudiaban internos, por eso el domingo por la tarde se iban a bailar al Club Líbano.
Lástima que no me pueda extender mucho porque me vuelvo cansón y la gente es perezosa para leer, pero era verdad, disfrutábamos mucho con los discos que estaban de moda, había uno que decía “Charanga, revuelta con pachanga”, “Doña Azucena linda siquiera dame un beso”, “Tu amor me tiene preso” de Noel Petro o esta cumbia de Aniceto Molina “ Y al sonar de la caña va brindando sus amores, es la negra Soledad, la que goza mi cumbia, esa negra saramuya, oye caramba, con su pollera colora".

Éramos felices, no había lucha de clases, los acomodados y los pobres nos juntábamos como una sola familia, todo lo compartíamos. No crean, se me aguan los ojos al recordar estos tiempos, porque fueron muy bonitos y sanos, éramos muy inocentes, con las novias nos agarrábamos de las manos, pero no éramos capaces de darnos un beso, que lindos recuerdos.

Nosotros toda la semana, lo que nos daban para el recreo, lo ahorrábamos para comprar una cerveza y una gaseosa y con eso pasábamos toda la noche. Allí en La Cabaña fue donde vi por primera vez el siguiente letrero: ”Nos reservamos el derecho de admisión”, el portero era Germán “El ecuatoriano”, hombre bajito y musculoso, tenía buena fuerza y se encargaba de sacar a los borrachitos y cuando por alguna circunstancia o por excesos de alcohol había una pelea, Germán los sacaba y no los volvía a dejar entrar por tres meses y como los conocía a todos, ese castigo era peor que estar en la cárcel, porque hasta la novia la perdía y por eso Germán colocó ese letrero. Varios de los más castigados fueron: Yamel (el ovejo), Fabián Vargas (chirivico), y que recuerdo Libardo Rivillas, cuchillo Bonilla, Manuelucho.

Me ha quedado difícil reconstruir toda esta historia, pero debido a los comentarios que muchos han consignado en los dos escritos pasados, son los que me han ayudado, aquí también tengo que reconocer y agradecer la colaboración de Layla Giraldo Rivera, una gran mujer, sin la ayuda de ella no hubiera podido acumular fotos y toda la información, ya que ella estudio en el colegio Nuestra Señora de Lourdes y fue compañera de varias de las reinas y ha conocido mucha gente.

Entonces aquí queremos recordar a otras personalidades que hemos tenido y seguimos teniendo, pero debido al poco espacio nos continuarán faltando otros nombres.

Karenth Lucía Garzón Toro, fue la primera reina mundial de las flores en un reinado celebrado en el Ecuador y ante bellas niñas de todo el mundo obtuvo la corona para el Líbano y para Colombia; Bertha Rodríguez de Charry, primera mujer alcaldesa nombrada en el Líbano; Freddy González, ciclista profesional que ganó 2 veces la camiseta del mejor escalador en el Giro de Italia, Diego Quintero, ciclista profesional, Alirio Chizábas corrió por el equipo Kelme de España, gano varias etapas; Raúl Echeverry Echeverry, conocido como el vigilante de la tierra, por eso el jardín botánico lleva su nombre; Regulo Ramírez Ramírez, el mejor baritono que ha tenido Colombia, fue expulsado del conservatorio de Bogotá porque supuestamente cantaba mal, prácticamente le dio la vuelta al mundo cantando, sería una verdadera injusticia dejar pasar su nombre; Luis Héctor Loaiza Segura (Milicia), fue concejal en Bogotá por tres periodos y en dos ocasiones fue presidente del concejo capitalino; José Alberto Mojica Patiño (El Beto Mojica), comunicador de El Tiempo; Germán Arango Muñoz, reconocido poeta, que en 1985 publica su primer libro: “ Preparación para el olvido” y el editor fue Jorge Eliecer Pardo; Mery Barragán Ávila, es odontóloga, toda una autoridad en salud; Gilberto Barragán Ávila (Multa), fue gerente del hospital Federico Lleras Acosta en Ibagué, en la foto que aparece del equipo de baloncesto del Isidro Parra del año 1968, de pie (izquierda a derecha), Edgar Hernández, Ebert Jaramillo, Iván Hernández, Juan Pachón, Joselo Barrero, hincados, Ortegón, Jorge Guillén, Óscar Hernández y Héctor Loaiza. 

Chucho y Lalo Arango, los mejores joyeros de Colombia; Mara Echeverry fue tremenda actriz y para concluir por hoy, con Gentil Escobar (Palillo), ex secretario de Salud del Tolima y Beatriz Parra su esposa, quien no podrá olvidar toda esta historia. 

Como la lista es larga, la próxima semana, con la ayuda de todos ustedes seguiremos escribiendo este pasado histórico, la idea es no comparar el pasado con el presente, porque toda comparación es odiosa, pero si analizar lo que fuimos y lo que somos ahora, con un ignorante manejando la chequera de los recursos del municipio, ojalá supiera leer para que se entere de la calidad de gente que ha dado el Líbano.
Por ahora este es el 
“Pastorcito mentiroso parte 3”

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