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¡Nos juntamos, nos revolvimos y nos organizamos!

¡Nos juntamos, nos revolvimos y nos organizamos!

En cada mujer que conocemos es posible identificar una historia donde la violencia o la desigualdad haya marcado su trasegar. Si bien, no todas le reconocen como tal, lo cierto es que a lo largo de nuestras vidas sufrimos violencias y nos encontramos inmersas en situaciones que menoscaban nuestros derechos a razón de nuestro género. 

Mucho se habla de la violencia de género y de cómo esta se puede identificar, y aunque la respuesta no es sencilla, única y mucho menos inequívoca, un parámetro para determinarlo es pensarnos la situación que acaece y preguntarnos cómo sería la misma si, en vez de una mujer, el protagonista del hecho fuera un hombre. Así, si el resultado fuese el mismo, seguramente estaríamos frente a otro tipo de violencias o vulneración de derechos; pero si, por el contrario, habiendo un hombre en tal situación, el resultado fuese distinto, podríamos concluir que ello constituye violencia basada en género.

 Por desgracia, esto es más común de lo que muchos imaginan y de lo que nosotras quisiéramos; pues esa violencia nos quita derechos, limita nuestras oportunidades, nos reduce como sujetos y, con frecuencia, nos mata. 

Pero bien, esa carrera de supervivencia que nos hemos visto obligadas a emprender las mujeres, nos ha llevado a toparnos por el camino con otras dispuestas a asumir una lucha colectiva que propende por alcanzar las reivindicaciones necesarias para sanar como comunidad, pero también por la defensa de todos nuestros derechos, principalmente por el bien jurídico más preciado de toda sociedad aparentemente civilizada: la vida, entendida no solo como un concepto biológico, sino como la convergencia entre la libertad de hacer y ser quien quiera, y la dignidad que nos atañe por el simple y llano hecho de ser humanas. 

De esta manera, las mujeres nos organizamos desde nuestros territorios para convertirnos en guardianas de nuestros propios entornos, distribuyendo labores de autocuidado y visibilizando aquellos fenómenos que fraccionan nuestro vivir. Desde luego, Ibagué y el Tolima no han sido la excepción. A lo largo y ancho de la ciudad y el departamento, cientos de mujeres nos hemos estructurado social y políticamente para tejer redes de apoyo y defensa que se posicionan como un lugar seguro para las mujeres.

Bajo este postulado, Juntas & Revueltas emerge como un nuevo espacio feminista en el Tolima, que recoge múltiples visiones en lo que al mundo, la sociedad y la política respecta; una unión que responde a su propio nombre, pues nos juntamos, nos revolvimos y nos organizamos para promover la garantía y materialización de los derechos de las mujeres, buscando la igualdad de género, así como la transformación del imaginario sobre el rol histórico que hemos tenido las mujeres en la sociedad tolimense. La lucha comenzó, ¡y ahora es imparable!

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