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Los “Resabiados”

Los “Resabiados”

Voy a trascribir un aparte del mismo: “…, pero también tenemos otro logro importante que nos lo reconoció el Ministro a nivel nacional y es que, tenemos un laboratorio de salud pública con una infraestructura moderna, pero con tres o cuatro funcionarios de planta resabiados que existían allá, ya no quedan sino 3, uno renunció, se volvió la isla de nadie ése Hospital (sic) de salud pública y yo decidí meterle la mano…” (Min. 2:10). Cito la definición que del adjetivo “resabio”, trae el Diccionario de la RAE: “Resabio: Vicio o mala costumbre que se toma o adquiere.”. Por obra de la pandemia –que no todo lo que trajo es malo- los mandatarios se vieron obligados a hacer lo que debieron haber hecho hace tiempo, priorizar la inversión en el sector salud; pues si algo evidenció la crisis sanitaria, fue el déficit en talento humano e infraestructura tanto hospitalaria, como de laboratorios. El Tolima debe saber -que bueno sería publicar el acta- que el último cierre ordenado al Laboratorio de Salud Pública de la Gobernación del Tolima, fue en el año 2019, bajo el mandato de Oscar Barreto Quiroga. Allí el Invima dejó claro que las causales por las que impuso la medida, fueron precisamente por la falta de mantenimiento y calibración de los equipos, la falta de reactivos para realizar los análisis de muestras e insuficiente talento humano.

Todas las causales, sin excepción, obedecen a una inadecuada gestión administrativa por parte del gobierno anterior –del cual el Dr. Orozco hizo parte- pues la asignación del talento humano suficiente, como la adquisición de reactivos químicos necesarios y del mantenimiento y calibración de los equipos del Laboratorio, son funciones propias de las administraciones de turno y no precisamente del escaso personal de planta que allí labora. Jamás el Invima o el Instituto Nacional de Salud, a lo largo de sus visitas de control, cuestionaron la idoneidad profesional o capacidad técnica de esos funcionarios; por el contrario, reconocieron su compromiso y calidad de trabajo, pese a trabajar con las uñas y al déficit de personal, fruto del evidente abandono al que gobiernos como el anterior, sometieron esa dependencia.

El Tolima debe saber que esos funcionarios a los que el Gobernador descalifica como “Resabiados” en su impresentable discurso; que trabajaron con las uñas y cuya labor nunca fue cuestionada, sino reconocida por los organismos encargados de controlar y vigilar el Laboratorio de Salud Pública; fueron precisamente los únicos que durante los primeros meses de la emergencia sanitaria -pues la contratación del personal sólo vino a darse hasta junio- y cuando no se conocía toda la información que hoy tenemos, incluso con morbilidades que pueden agravar la enfermedad; expusieron permanentemente su vida y salud con el fin de llevar a cabo el alistamiento y embalaje de todas las pruebas para Covid-19 que se practicaron en el departamento. Si algo puedo decir sobre esos compañeros, esos seres humanos, esos profesionales de la salud que trabajan en el Laboratorio de Salud Pública de la Gobernación del Tolima, es que son unos HÉROES, en letra mayúscula; pues ni más, ni menos, pusieron su deber como empleados públicos, por encima de valores superiores, como su vida y el riesgo crítico sobre su salud y la de sus familias. Todos por esa época vimos cómo, del Presidente de La República para abajo, pasando por Congresistas, Diputados, Concejales, Rama Judicial, Organismos de Control, así como la inmensa mayoría de servidores públicos pertenecientes a todas las ramas del poder público, dejamos de prestar presencialmente nuestro servicio, para salvaguardar nuestra vida y salud; por ello es que exponerlos públicamente como “Resabiados”, no solo resulta injusto, sino impresentable, grosero y lejano a la realidad. Si el Gobernador conoció de alguna tacha sobre su desempeño, su deber legal -que como abogado también debería saberlo- era aplicar el artículo 51 del Código Disciplinario, para que en su momento y en privado, se hubiera efectuado el llamado de atención verbal; incluso, si consideró que no era menor la afectación del orden interno, debió haberlo informado; sin embargo jamás lo hizo. Por el contrario, procedió públicamente a exponerlos, atropellarlos, hostigarlos, maltratarlos, descalificarlos, injuriarlos, ultrajarlos y humillarlos.

Cómo Gobernador y abogado, debe saber que esa canalla descalificación pública, que claramente permite individualizar contra quienes va dirigida; se constituye entre otras, en una conducta claramente tipificada como acoso laboral por la legislación vigente (Ley 1010/06). Cómo representante legal del Sindicato de Empleados Públicos del Departamento del Tolima y ante la repudiable conducta desplegada por la primera autoridad del departamento, desde esta tribuna y de manera respetuosa, solicito a los Organismos del Estado, actuar de conformidad frente a tan flagrante atropello; como también velar por su protección y estabilidad laboral, además de brindar el acompañamiento sicosocial a mis compañeros, como víctimas de semejante menoscabo en su dignidad, buen nombre y prestigio, que evidentemente los afecta y desmotiva. Vale la pena que incluso se indague sobre las razones por las cuales, según dice el propio Gobernador, uno de ellos ya renunció a su cargo; pues sabemos que la renuncia no obedeció a una nueva oportunidad laboral. Si lo que quiere es brillar, para ello no necesita pisotear la dignidad de sus coequiperos, eso no es propio de un buen líder. Además, si públicamente presenta los logros como suyos, pero al mismo tiempo maltrata y descalifica a sus subalternos, está haciendo el ridículo. Un buen Gobernante sabe que todo resultado obedece al trabajo en equipo y al esfuerzo de todos sus funcionarios.

A un Gobernador escasamente le corresponde firmar el trabajo realizado, claro que regularmente, hasta la firma la tienen delegada. Ése discurso es un ejemplo académico, de lo que jamás debe hacer un buen líder y por supuesto contrasta con su inexplicable silencio frente a escándalos de su administración por la contratación en época de pandemia, pues sus primeros cien días de gobierno, terminaron con él y más de medio gabinete investigado por todos los organismos de control, incluso uno de ellos actualmente suspendido; los permanentes desaciertos denunciados contra su Secretaria Administrativa (E); la violación del protocolo de bioseguridad por parte del Secretario de Agricultura, quién se reúne en su despacho con particulares, estando prohibido su ingreso al edificio; el permanente atropello contra sus subalternos por parte de los Secretarios General y de Inclusión Social, quienes programan reuniones de trabajo fuera del horario laboral o en días festivos; incluso su tristemente célebre Director de las TIC, quien se hizo nacionalmente famoso por presuntamente agredir a su pareja. El Gobernador no pronunció una sola palabra de solidaridad para con la víctima; mucho menos descalificó públicamente a esos funcionarios ¿Será porque él los nombró? Lo paradójico es que ellos si no le parezcan… “Resabiados”.

José Gabriel Tobar Tribin, Abogado Especialista en Derecho Administrativo

Presidente - SINDEPTOL

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