Opinión

La Tecnología: ¿Evolución o alienación?

La Tecnología: ¿Evolución o alienación?

Por Juan Bautista Pasten G.


Sin duda, la tecnología y sus invenciones cada vez más sofisticadas, ha venido a trasformar el hábitat del hombre en el mundo. Hoy usufructuamos, en todo momento, de uno u otro elemento tecnológico, desde levantarnos en la mañana hasta antes de dormirnos.

Cuando niño, mi abuelo genovés, me decía que - en el futuro - escucharíamos música y veríamos películas en nuestros relojes. Me reía, porque pensaba que algo fantástico y descabellado. ¡y lo era ciertamente!

Ahora, en este tiempo humano, nada resulta descabellado de imaginar ni hacer en términos físicos y tecnológicos. La tecnología nos rodea por todas partes, recurrimos a ella constantemente. Por ejemplo, algo tan distante hace no poco tiempo, como la masificación de la computación y el internet, son elementos básicos, entre otras cosas, para la adquisición de conocimientos, la organización de quehaceres cotidianos y el control de las relaciones humanas.

Efectivamente, en la actualidad, transportamos (la mayoría) un computador en nuestros bolsillos y mochilas (los llamados celulares modernos o teléfonos inteligentes).

Por lo pronto, la telefonía celular nos sirve para una gran cantidad de cosas: para realizar comprar, estudiar, solicitar movilización, averiguar nombres y direcciones, conocer estados del tiempo, contactarnos, al instante, con personas a miles de kilómetros (aunque suele alejarnos de los mas cercanos), informarnos de lo que acontece en cualquier lugar del planeta, leer libros e, incluso, obtener una interpretación de los mismos. En fin, es bastante más que, simplemente, escuchar música y ver películas como señalaba mi visionario abuelo.

Ahora bien, los implementos tecnológicos de todo tipo, nos circundan por todos lados, están presentes en los hogares, los trabajos, las calles y los colegios; aunque en estos últimos, podemos darnos cuenta de que no existen en la cantidad y calidad requerida para todos los estudiantes. Aquí se perciben notorias diferencias y desigualdades en el acceso a la tecnología, en especial, el déficit de computadores de primera línea, así como en el oportuno uso de internet.

Por otra parte, en lo que concierne al trabajo, la tecnología ha permitido ampliar y avanzar rápidamente en las distintas actividades laborales. Se ha reducido drástica y, por qué no decirlo, dramáticamente, la intervención humana en muchos quehaceres que antes solo requerían de su capacidad y competencia.

Sin duda, desde hace algún tiempo, la “invasión tecnológica” es amplia y profunda. Los beneficios que ella ha ocasionado son numerosos. Ha mejorado la calidad de vida de las personas en muchos aspectos y en todos los ámbitos.

No obstante, aquí surge una pregunta esencial: ¿El bienestar material y tecnológico ha sido acompañado, necesariamente, del bienestar social, anímico, mental y emocional en la existencia humana? ¿Hoy somos mejores humanos que antes del ingreso y perfeccionamiento de la tecnología?

Por cierto, el eminente filósofo alemán Martin Heidegger, tiene serias discrepancias al respecto; es más, indica: “Al tiempo que nos vamos tecnologizando cada vez más, también nos vamos deshumanizando”, es decir, avanzamos en lo material, pero involucionamos en lo auténticamente humano, en lo valórico, en la justicia, en la solidaridad, en la libertad, en la paz, en la unidad entre nosotros mismos y de nosotros con la naturaleza.

Son interrogantes substanciales que – desde esta columna- instamos a examinarlas, dilucidarlas y resolverlas.

La tecnología es necesaria e importante, lo es, lo ha sido y lo será. Sin embargo, es imprescindible que esta sea utilizada y dirigida hacia el bienestar del ser humano en su conjunto, para posibilitar una creciente calidad de vida para todos, para crear así, sociedades equitativas y conscientes, que permitan, además, que el conocimiento acerca de la naturaleza sirva para vivir en armonía con ella, no para destruirla como acontece hoy.

Ciertamente, es un tema – como todos - que no termina al culminar estas líneas. Por lo mismo, propiciamos que la tecnología no se convierta en un ídolo más, como tantos que enajenan y desvían a las personas de la realidad, sino que sea instrumento del crecimiento integral, que allane y fortalezca la concreción de las grandes ideas.

¡Todos los descubrimientos, conocimientos y creaciones humanas son verdaderamente sublimes y fundamentales, siempre y cuando, ayuden y colaboren en el desarrollo, fomento y consolidación de comunidades buenas, justas y bellas!


“La técnica debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la técnica”.   J. Ortega y Gassett, filósofo español, siglo XX.

“La técnica es el saber llevado a la práctica y, como tal, debe ser arte al servicio de la humanidad”. José Antúnez, pensador italiano.

“La tecnología por si sola no basta, también tenemos que poner el corazón”. Jean Jane Goodall, etóloga inglesa, siglo XXI. 


*DOCENCIA E INVESTIGACIÓN EN FILOSOFÍA

               UNIVERSIDAD DE CHILE

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