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En turismo, no nos echemos más cuentos

En turismo, no nos echemos más cuentos

La lectura me dejó más incertidumbres que certezas, sobre todo en dos capítulos: turismo e inversiones en Ibagué. Ocupémonos del turismo, lo otro vendrá después.

“¡Sí hay turismo! Y muy emocionante”, imposible con ese subtítulo no detenerse a mirar lo que está ofreciendo y haciendo el Tolima en el desarrollo de este sector. Lo primero que pensé y además con lo de ‘muy emocionante’ era que me iba a encontrar con el anuncio de que por fin el Tolima tenía política pública de turismo.

Ninguna de las anteriores. Era más de lo mismo. Los mismos anuncios. Las mismas palabras. Los mismos lugares comunes. Las mismas referencias que se vienen repitiendo desde hace 30 y más años.

Que el Tolima es un paraíso, que tenemos una ubicación estratégica, que tenemos variedad de climas, que la mejor gastronomía con la lechona y el tamal y las achiras…y en esas loas nos la hemos pasado buena parte de la historia.

“Hablar de una política turística no es solo citar un listado de tareas dispersas, es formular un plan estructurado que permita desarrollar acciones eficaces y robustas”.

Pero concretar el derrotero que haga posible aprovechar todas esas fortalezas no se vislumbra. Es la oportunidad que tiene el Gobernador Ricardo Orozco, para que en su gobierno se consolide la política pública que permita el esperado desarrollo de la actividad turística en la región. No hay discusión, en el sentido de que es la herramienta clave para el logro de una verdadera competitividad en este renglón de la economía.

Si no se diseña pronto esa política turística del Tolima, seguiremos impávidos presenciando eventos sin mayor trascendencia. Repitiendo  caravanas, montando cada año un atractivo stand en la Feria de Anato, y coreando frases volátiles, de que somos un departamento con un enorme potencial turístico.

Hablar de una política turística no es solo citar un listado de tareas dispersas, es formular un plan estructurado que permita desarrollar acciones eficaces y robustas.

Inicialmente esa política debe cumplir el fin primordial de acompañar y proteger las iniciativas privadas que en la mayoría de los casos terminan arando en el desierto. No concretar ese organismo rector que los articule, los cohesione y no los deje morir en el intento, pues simplemente la oportunidad seguirá perdida para siempre o en un escenario más optimista, aplazada como para tener algo de esperanza.

Esto es más de visión y entiende uno que hay funcionarios que no  visualizan ese potencial más allá de repetir lo que ya todos sabemos. Pero para eso están los expertos y las agremiaciones, entonces es el momento de convocarlos para que entre todos se logre encontrar la ruta   que le permita al Tolima el despegue con firmeza de un sector que tiene profunda incidencia en todos los aspectos de la economía. Es el turismo.

*Ex jefe de redacción de Tolima 7 días

*Autor del libro ‘Las claves de los buenos alcaldes’

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