Opinión

El bueno, el malo y el feo

El bueno, el malo y el feo

Por Carlos Pardo Viña | Escritor y periodista


No tengo idea qué carajos es la literatura neutra ni cuáles son los escritores neutros. Lo que sí se, es que los regímenes políticos autoritarios tienden a clasificar la vida entre lo bueno y lo malo. Lo bueno, obviamente, es todo lo que sea afín a la ideología del régimen. En esos regímenes solo lo “bueno” es aceptable, sólo lo “bueno” es digno, sólo lo “bueno” es respetable. Lo malo son los otros. Así funcionó con el régimen casi de terror de Uribe: los “malos” fueron asesinados y disfrazados por el ejército. Así funcionó con el régimen de Turbay Ayala y su estatuto de seguridad : los “malos” fueron torturados y asesinados. Así ha funcionado siempre. Ahora, existen escritores del bando de los “malos”. Y no precisamente por la calidad literaria. Los “malos” son los que no opinan a favor del gobierno.

No es la primera vez que sucede en el país ni el mundo. Los escritores son acallados de muchas maneras. La iglesia y de los gobiernos, han hecho de la censura una de sus armas favoritas a lo largo de la historia de la literatura colombiana. En 1794 el Virrey ordenó desaparecer la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano, traducida del francés por Antonio Nariño. A finales del siglo XIX José María Vargas Vila fue declarado autor prohibido y por allá en 1906, gracias al manual de censura literaria de la iglesia, escrita por el sacerdote Pedro Guevara, desaparecieron más de dos mil obras. Hace 60 años las obras de Jorge Zalamea fueron proscritas y reposaron en las bodegas por más de 25 años. Y si por aquí llueve, por allá no escampa. Incluso el Premio Nobel español Camilo José Cela tuvo que sufrir tachaduras en su obra insigne, La colmena, antes de poder ser publicada.

Hoy, los escritores y los pensadores, los periodistas y los filósofos, los líderes sociales y los estudiantes, todos aquellos que expresen públicamente una opinión, son sometidos a una censura que, aunque más light, imposible una censura total en tiempos digitales, sigue siendo parte de una política de desprecio por el otro, por el que piensa diferente al régimen.

La última perla fue la Feria del Libro de Madrid que rinde homenaje a la literatura colombiana. El gobierno decidió invitar sólo a escritores “neutros”, en otras palabras, escritores de los “buenos”, y ya sabemos qué significa bueno para ellos, dejando por fuera algunos de los autores más importantes del país. Está bien. Cada quien invita a la fiesta a quien quiere. Al fin y al cabo, incluso los escritores “malos” llegarán con sus libros y sus editoriales a la Feria. Sin embargo, es inaceptable que el gobierno, que representa al estado que somos todos, estipule clasificaciones ideológicas al arte. El arte es libre en esencia. No conozco escritores neutros, no existen. Todos tiene un pensamiento, sea cual sea, de izquierda, de derecha, de centro o una suma de todos, que también sucede.

Y mientras nos desgarramos las vestiduras con otra salida en falso del presidente, que presentará su propio libro en el marco de la Feria (él es de los autores “buenos”), que se va de fiesta con la disculpa del libro, los índices de lectura crítica y comprensión lectora del país están por el suelo.

Artículos Relacionados

Noticias Recientes