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Opinión

¿El abrazo del oso?

¿El abrazo del oso?

Por Humberto Leyton


Aquellos que afirman que el uribismo fue el derrotado en las elecciones de este domingo 29 de mayo, están equivocados. No es cierto que el segundo lugar conquistado por el exalcalde de Bucaramanga para pasar a la segunda vuelta, sea un triunfo de los alternativos y anti régimen. 

Si bien su discurso estuvo basado en la “anticorrupción y la politiquería” como una de sus banderas, en primer lugar no es el indicado, ni tiene la fuerza moral para plantear esta lucha cuando él mismo está inmerso con llamamiento de imputación de cargos por la Fiscalía por hechos de corrupción y tiene 37 denuncias disciplinarias por presuntos malos procederes cuando se desempeñó como mandatario de los bumangueses.

 Mucho menos puede hablar de politiquería cuando dudosos varones electorales de Santander, promocionaban su campaña. 

La amistad de Rodolfo Hernández con Uribe es pública, además de agradecimientos por ´favores´ que el expresidente le hizo. ¿Cuáles? Sería bueno que el llamado ingeniero los diera a conocer. 

Las posiciones de ultraderecha que ha asumido el candidato Hernández, expresadas a través de sus reiteradas declaraciones de misoginia, su admiración de Hitler, el sentirse orgulloso porque tiene “a un hombrecito pagando intereses hipotecarios durante 15 años. Eso es una vaca de leche”, su lenguaje chabacano, el desconocimiento de la geografía del país, y sus problemas y soluciones reales, nos ponen ante un verdadero populista que con algunas frases emotivas gana incautos, además de aprovecharse de la poca capacidad educativa y política de muchos ciudadanos para discernir su débil discurso de candidato de barrio.

El candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, no se ha leído un libro, mucho menos tiene conocimientos ni propuestas reales para sacar al país de la crisis creada por más de 20 años de uribismo, como dicen varios de los que conocen de cerca a Hernández.

En estas condiciones, ese apoyo apresurado que le ofreció Fico al candidato en la noche de este 29 de mayo, fue la oficialización del ingreso del uribismo a la campaña de Rodolfo, con toda su tropa integrada por los desprestigiados partidos tradicionales (Conservador, Centro Democrático,   el sector del expresidente César Gaviria, del liberalismo, el partido de la U, entre otros), agregándose a ello, el establecimiento corrupto de Iván Duque, contra el cual supuestamente se enfrenta el candidato Hernández. 

El ingreso de Equipo por Colombia a la campaña del exalcalde de Bucaramanga, le puede restar aún más credibilidad a su Liga “Anticorrupción y Anti politiquería”, ya que todo lo que dice combatir le llega ahora como un regalo envenenado a su casa. 

El apoyo de Fico a Rodolfo, se puede convertir en el llamado abrazo del oso, que esconde una trampa, que además de desenmascarar el verdadero contenido y la verdadera caracterización de Rodolfo Hernández, también nos lleva a la prolongación de la vida de la secta uribista en la política colombiana. 

Aquí no podemos llamarnos a equivocaciones, aquí no nos pueden meter gato por libre. 

El uribismo no puede vendernos el cuento que desde una candidatura aparentemente alternativa, quiera seguir con el poder haciendo de las suyas, aprovechando la incapacidad manifiesta de un candidato maleable y fácil de manejar, cuyos programas y propuestas siguen sin conocerse salvo las frases rimbombantes y hasta groseras que nos ofrece el candidato.

La comprobación de las sospechas que Hernández era el plan C de Uribe quedó comprobada en el discurso que pronunció Fico al aceptar su derrota: “hemos tomado una decisión que las queremos comunicar al país, no he hablado con Rodolfo, quiero expresar públicamente que no queremos perder el país, no vamos a poner en riesgo a Colombia, ni a nuestras familias ni a nuestros hijos, y por eso votaremos por Rodolfo el próximo 19 de junio”.

Esto significa que el uribismo no está derrotado. Que su maquinaria política y electoral pasará ahora al servicio de la candidatura de Hernández, como también el poder del régimen corrupto de Iván Duque, al que supuestamente combate este combate. 

En conclusión, Hernández es la continuidad del uribismo.

Ahora falta establecer si el apoyo del expresidente Uribe a Hernández, se traslada en los votos que sacó Fico en la jornada del domingo, o si, por el contrario, se le convierte en un bumerán que en lugar de sumar le reste. La mayoría de quienes votaron por Hernández lo hicieron con la aspiración de un verdadero cambio, no de elegir nuevamente a Uribe en cuerpo ajeno. 

Esperemos a ver que acontece de aquí hasta el domingo 19 de junio, fecha de la segunda vuelta;  seguimos considerando que la verdadera opción de cambio, es la que encarna el candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro

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