Por Verónica Castellanos Angeé

Un centro de conciliación jurídica es un gran avance para los municipios y el Líbano contará con el privilegio de tener uno, el cuál garantizará el acceso y la administración de la justicia.

A su vez, posicionará al municipio como líder en la región, ya que beneficiará a todo el Norte del Tolima. Sin embargo, este convenio deja varios vacíos.

El beneficio será principalmente para la población más vulnerable, ya que las conciliaciones que se lleven a cabo serán gratuitas. Ahora bien, ¿quiénes serán los conciliadores que harán su trabajo sin remuneración?

Este centro de conciliación debe estar conformado por estudiantes de derecho, jueces de equidad y jueces de paz respectivamente, pero ¿cuenta el Líbano con ellos? No, el Líbano no cuenta con Universidades que oferten el programa de derecho, y claramente, no existe un consultorio jurídico. Tampoco existen jueces de paz ni jueces de equidad. No hay personas que cuenten con las competencias para hacer uso del centro de conciliación.

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Entonces, mientras se hace del convenio de implementación un show mediático, se omite la columna vertebral. Por un lado, el funcionamiento de este centro será embuste y mantendrá la escasez de justicia en los sectores vulnerables, y por otro lado, la creación de instituciones de educación superior se verá postergado.

Así pues, este convenio deja una expectativa incierta, que puede dar como resultado un centro de conciliación sin derecho ni justicia, un centro de conciliación inoperante. En términos cristianos, nos quedamos viendo un chispero de estrellas apagadas.

*Consejera de Juventud, Veedora ciudadana, estudiante y rebelde.