Opinión

¿Los venezolanos algo similar a Los Marielitos?

¿Los venezolanos algo similar a Los Marielitos?

Los permanentes registros de criminalidad que a diario nos entregan los informes de prensa, donde figuran como promotores y responsables personas de nacionalidad venezolana que han ingresado al país en su condición de refugiados, nos hace recordar un hecho histórico que sufrió los Estado Unidos con el éxodo de los llamados marielitos, un movimiento en masa de cubanos, en su mayoría integrado por criminales y delincuentes comunes. 

El suceso registrado en Ibagué, al atardecer del domingo  16 de febrero, cuando fueron asesinados tres venezolanos en un ajuste de cuentas, según el informe de las autoridades de policía y del propio gobernador Ricardo Orozco y alcalde Andrés Hurtado, al parecer por una banda de sicarios de la misma nacionalidad, es el reflejo de la grave situación que están generando, no solo en el departamento y su capital, los criminales que han llegado del vecino país, infiltrados entre la gente buena y honrada que viene en busca de trabajo y un futuro distinto al que estaban viviendo en Venezuela.

 No son todos por supuesto, pero al menos es alarmante la cantidad de delitos cometidos protagonizados por personas preveniente de ese país. 

A los marielitos, se les conoce así, por haber sido embarcados en el puerto Mariel, ubicado a unos 40 kilómetros de La Habana, como respuesta de Fidel Castro, a una de las tantas agresiones de su vecino los Estados Unidos, a través de la embajada peruana en esa nación, cuando un bus de servicio público, secuestrado por cubanos anticastristas irrumpió violentamente en la sede diplomática y uno de los asaltantes dio muerte a bala a uno los policía que la vigilaba. 

El gobierno cubano pidió negarles el asilo para judicializar al criminal, pero el Perú se negó, y por el contrario dio asilo diplomático a los anticastristas. Como respuesta a esta decisión, Castro hizo pública la noticia que la vigilancia oficial sería retirada de la embajada peruana y que todo el que quisiera solicitar asilo podría hacerlo sin temor a ninguna retaliación; en pocos días, en los jardines y patio de la embajada ya se encontraban más de 10 mil personas, creando el caos y una crisis humanitaria en la sede diplomática. 

Entonces Fidel fue más allá. Hizo saber a los familiares de cubanos en Miami y al gobierno americano, presidido por Jimmy Carter,  que abriría el puerto Mariel para que se fueran los que quisieran abandonar a Cuba. En pocas horas comenzaron a llegar las embarcaciones, y entre el 15 de abril y el 31 de octubre de 1980, tiempo que duró la crisis, habían salido más de 125 mil cubanos. 

Pero lo grave de esta situación, es que una buena parte de los que participaron en el éxodo eran reconocidos criminales, malvivientes y enfermos mentales.

 Esta situación se pudo comprobar cuando a los pocos días de haber llegado a Miami, una buena parte de los exiliados estaban en las calles vendiendo droga, atracando, extorsionando, robando y asesinando. En cuestión de meses, el índice de criminalidad se disparó en la Cuidad del Sol.   

Marielito detenido por la policía en Miami.

Esta situación de los marielitos se le volvió un infierno al gobierno norteamericano, que luego de algún tiempo tuvo que entrar en negociaciones con el gobierno cubano a través de la embajada de México, para repatriar a unos miles de delincuentes comunes que habían  salido por el puerto de Mariel. 

Obvio que las circunstancias y las situaciones concretas de aquella época y de aquel suceso son totalmente diferentes a la nuestra con el exilio venezolano. Sin embargo, tiene algo en común: la delincuencia. 

La oleada de refugiados venezolanos no ha tenido ningún control por parte del gobierno colombiano, que por el contrario ha abierto las puertas sin condiciones para el ingreso de todo tipo de inmigrantes, lo mismo que ocurrió con los marielitos entre Cuba y Estado Unidos. 

El gobierno venezolano está asesorado en diferentes políticas, no solo la militar por Cuba, y ellos saben cómo manejar este tipo de situaciones. La del puerto de Mariel es solo una de ellas.

En este marco, el caso de delincuentes en la inmigración venezolana a Colombia puede caber cualquiera de estas hipótesis: se cuelan en forma espontánea por la falta de control en las fronteras por parte de las autoridades colombianas a sabiendas que aquí tienen mejores prerrogativas en el régimen carcelario y de justicia en caso que lleguen a caer presos, por la laxitud  que existe para castigar a los delincuentes. 

El gobierno venezolano ha podido infiltrar la inmigración, como de hecho se sabe, para causarle problemas a los gobiernos que la reciban, donde no se descarta que promueva la infiltración de delincuentes comunes, malvivientes y enfermos mentales, tal y como sucedió entre Cuba y los Estados Unidos con los marielitos.

Y por último, una política sistemáticamente errática del presidente Iván Duque en sus relaciones con Venezuela. Para el mandatario colombiano lo primordial es cumplir, al pie de la letra, las órdenes que le imparte Donald Trump  para desestabilizar al gobierno venezolano, aunque su propio rancho esté ardiendo, que buscar canales diplomáticos acordes para solucionar tantos problemas que existen con el vecino país, entre ellos la inmigración.

Y a propósito ¿Será que primero se va Duque que Maduro?  !Hagan sus apuestas¡.

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