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Obesidad, una epidemia en la que debemos estar todos comprometidos

Obesidad, una epidemia en la que debemos estar todos comprometidos
El exceso de peso, conformado por sobrepeso y obesidad, es una enfermedad de origen multifactorial que preocupa desde hace más de una década a los colombianos y más de dos décadas a países como Estados Unidos de América o México donde las cifras epidemiológicas no son alentadoras. 
 
En el marco de la pandemia por COVID-19, la evidencia científica sugiere que el exceso de peso pone a las personas en mayor riesgo de hospitalización, ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y muerte por COVID-19.
 
"El exceso de grasa puede afectar el sistema respiratorio y es probable que afecte la función inflamatoria e inmunológica. Esto puede afectar la respuesta de las personas a la infección y aumentar la vulnerabilidad a los síntomas graves de COVID-19", explicó Elisa Cadena, subdirectora de Salud Nutricional, Alimentos y Bebidas.
 
En Colombia existe una prevalencia en adultos de 18 a 64 años con sobrepeso de 37,7 % y obesidad de 18,7 %, según la Encuesta Nacional de Salud Nutricional de 2015. "Esto significa que la prevalencia de personas con exceso de peso en Colombia, es del 56,4 %, por lo que se ha convertido en un problema en salud pública en el país", expuso Cadena.
 
Los departamentos con prevalencias más altas, según reseñó Cadena, fueron Amazonas (72,4 %), San Andrés y Providencia (65,6 %), Vichada (65,3 %), Guainía (64,1 %) y Meta (61,8 %).
 
En la primera infancia, la mayor prevalencia de exceso de peso se observa en los niños (7,5 %) comparados con las niñas (5,1 %). En niños y niñas de 5 a 12 años afecta a dos de cada diez individuos (24,4 %).
 
 En adolescentes se pasó de 15,5 % en el 2010 a 17,9 % al 2015. Por sexo, la mayor proporción de exceso de peso es en las mujeres adolescentes (21,1 %).

La barriguita es mayor en mujeres

La obesidad abdominal en mujeres de 18 a 64 años se encontró en el 59,6 % de la población, mientras que en hombres se encontró en 39,3%, "situación que confirma que esta problemática afecta mayormente a las mujeres del país", definió Cadena.
 
Entre los factores de riesgo, los principales determinantes sociales para esta problemática tienen que ver con los patrones alimentarios.
 
Entre esas el alto consumo de alimentos fritos envasados o 'snacks', como papas, plátanos, yucas, chicharrones, pasabocas, roscas, helados, pasteles, donas, entre otros; con alto contenido de azúcares y carbohidratos refinados, los cuales se encuentran en gaseosas, refrescos, golosinas, dulces, gomas, cereales para el desayuno, chocolates, galletas dulces. También por el alto consumo de grasas, principalmente saturadas, ácidos grasos trans y colesterol, cuyas cuentes principales son en alimentos fritos, grasa visible de las carnes, margarinas, mantequillas, manteca, embutidos, cremas, quesos untables, salsas, helados, galletas rellenas, pastelería envasada.
 
Asimismo, está asociado con el alto consumo de bebidas alcohólicas, bajo consumo de verduras, frutas frescas, carbohidratos complejos y fibra, que se encuentran principalmente en verduras, tubérculos, granos enteros como el trigo, cebada, avena y en las frutas frescas. "Otro de los comportamientos que alteran nuestra buena alimentación es el aumento del tamaño o pedir los agrandados en las porciones de alimentos, especialmente en restaurantes y cadenas de comidas rápidas", explicó Cadena.
 
No obstante, existen comportamientos sedentarios que propenden también al aumento de los factores de riesgo para la obesidad, entre ellos, la reducción del trabajo físico debido a adelantos tecnológicos, el uso cada vez mayor de transporte automotor, automatización de los vehículos y reducción del gasto energético en la operación de maquinarias y vehículos, uso de ascensores y escaleras rodantes, reducción del tiempo dedicado a jugar al aire libre y preferencia por los juegos electrónicos y la televisión.

Recomendaciones para prevenir la obesidad

En primer lugar, según enfatizó, es importante sensibilizarse frente a la percepción de la obesidad como una enfermedad y no como un aspecto de salud, especialmente en niños, por lo cual considera importante el informarse frente a sus causas y su tratamiento.
 
También rescata Cadena que es relevante no creer en dietas milagrosas ni en recomendaciones de personas que no tienen el conocimiento ni la experiencia, "pues puede ser peligroso la adopción de regímenes estrictos sin fundamento científico, por tanto, siempre es necesario acudir a un profesional de la salud", argumentó.
 
Un aspecto que se hace primordial para una vida saludable es la lactancia materna ya que trae beneficios a largo plazo, como reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad en la infancia y la adolescencia.
 
"Además aporta todos los nutrientes que un lactante necesita en los primeros seis meses de vida y proteger contra las enfermedades comunes de la infancia, por ello, es necesario que los lactantes reciban lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses y posteriormente, deben recibir alimentos complementarios nutricionalmente adecuados e inocuos, al tiempo que siguen tomando el pecho hasta los dos años o más".
 
Entre otras recomendaciones que explica Cadena son:
 
Es ideal consumir alimentos frescos, variados y en lo posible, locales, evitando los alimentos procesados con altos contenidos de azúcares, grasas o sal. Se recomienda volver a las preparaciones culinarias en casa, fomentando tiempos de preparación con los niños y consumo de alimentos en el hogar, de esta manera se promueven hábitos alimentarios saludables.
 
Para las preparaciones disminuir las preparaciones fritas o demasiado azucaradas y saladas, hacer una reducción progresiva, prefiriendo recetas cocidas, asadas o al vapor.
Es importante aprender a ser crítico frente al marketing y publicidad de los alimentos envasados reflexiona sobre el contenido de información y si realmente aplica a tus necesidades alimentarias.
Se recomienda incluir al menos 5 porciones de frutas y/o verduras frescas al día, enseñando a los niños sobre su valor nutricional, practicidad y aprovechando la biodiversidad de estos alimentos en el país y su variedad de sabores.
Aumentar el tiempo de actividad física de al menos 150 minutos a la semana, en los que se puede aprovechar para jugar con los niños o actividades que impliquen movimiento: bailar, saltar, correr, nadar, etc. Disminuyendo así el tiempo frente a pantallas.
Se recomienda dar lectura a las etiquetas nutricionales y preferir los alimentos con menor contenido de sodio, grasas saturadas yazúcares añadidos y no premiar a los niños con dulces o golosinas.
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